La ciudadanía de distintos países europeos estamos convocados el próximo
14 de noviembre a una gran jornada de movilización social que, aquí,
toma la forma de huelga general. El ámbito geográfico y político de la
convocatoria tiene su razón de ser porque las instituciones europeas y
muchos de los gobiernos europeos son los responsables de estas medidas
de austeridad, del estrangulamiento de la financiación pública y de
anteponer los intereses de los acreedores financieros a los derechos de
las personas, de incesantes recortes de derechos sociales básicos, de la
libre y perniciosa circulación libre de los capitales financieros, y de
seguir un modelo económico que se ha manifestado en contra de los
derechos e intereses de la gran mayoría de la población y en beneficio
exclusivo de los grandes grupos financieros y especuladores.
Una
acción política sostenida para cercenar derechos exige una respuesta y
una resistencia sostenida, amplia, general de la ciudadanía para
revertir el expolio de derechos y conquistas sociales que han
fundamentado nuestro modelo de cohesión social. Millones de trabajadoras
y trabajadores, -en Navarra más de 50.000-, sin empleo y sin ninguna
cobertura de subsidios lo que supone que, solo en nuestra tierra habrá
3.000 familias en las que ninguno de sus miembros perciba ningún tipo de
prestación; miles de personas desahuciadas de sus viviendas y sin
derecho a una habitación digna; desmantelamiento de la sanidad y del
derecho universal y gratuito a la misma y a su financiación pública;
recortes presupuestarios en contra de la educación, la cultura y la
investigación que crean nuevas desigualdades y laminan la capacidad de
desarrollo económico, social y personal; desamparo para las personas con
incapacidades y dependientes; reducción de la renta básica al cambiar
su sentido de renta de inclusión; nuevas regulaciones laborales que
dejan sin derechos individuales y colectivos a millones de trabajadores
públicos y privados; reducciones de salarios; anuncios de reducción de
las pensiones y propuestas de sustitución del sistema público de las
mismas; ninguna consideración para la cooperación internacional ni con
el medio natural; menos democracia y derechos civiles son algunas de las
dramáticas consecuencias de estas políticas que tratan de imponernos y
que se demuestran inútiles y nos sitúan ante un futuro más que incierto y
que nos condenan al coste cierto de la precariedad de amplios sectores
sociales en el presente.
Es, por tanto, un momento de gran
responsabilidad social. Ante este ataque brutal no caben respuestas
timoratas si la austeridad y la pérdida de derechos nos está hundiendo
cada día un poco más. No se puede tolerar que aceptemos sin rechistar
esas medidas radicales que tienen efectos tan negativos para el
bienestar de la mayoría. Nos tenemos que mover, nos estamos moviendo y
nos seguiremos moviendo con el mayor grado de unidad en la acción, en
los proyectos colectivos, en el ámbito geográfico y político. El modelo
que nos proponen y que quieren imponernos supera las fronteras reales y
las podamos tener en nuestro imaginario: romper el sentido de sociedad,
que nos sintamos cada vez más solos, menos sanos, más ignorantes, menos
cooperativos y acompañados, más pobres la mayoría de nosotros y
nosotras. Para que unos pocos, cada vez menos, se apoderen del esfuerzo
de la ciudadanía en su exclusivo beneficio.
En estos momentos necesitamos un movimiento social bien organizado y bien sostenido
La
huelga general del día 14 es la respuesta a tanto atropello y a ella
estamos llamados los trabajadores de la industria y del comercio, de la
Función Pública, de los servicios sociales, autónomos o por cuenta
ajena, los marginados del empleo, de las coberturas sociales y
asistenciales, los pensionistas, los sanos, los enfermos y los que
curan, los que aprenden y los que enseñan, las afiliadas a los
sindicatos y los que no lo están, las que promueven las organizaciones
sociales y de cooperación y quienes las apoyan y estimulan, las que
escriben y las que leen, quienes promueven la cultura y las que se
benefician de su creación, las que investigan… En fin, estamos llamados
toda la ciudadanía a ocupar el espacio público, para que sea público y
no privado, en defensa de la cohesión social, de los derechos civiles y
sociales, de un modelo productivo sostenible y respetuoso con el medio
ambiente, a la defensa de los valores democráticos. Estamos citados al
impulso de una gran corriente de opinión y acción social capaz de
revertir este estado de cosas.
Negar, como vienen haciendo los
Gobiernos del PP y de UPN, que no hay alternativa es pretender hacernos
comulgar con ruedas de molino y que creamos que para controlar el
déficit público solo cabe recortar y privatizar. Hay alternativas para
recaudar más mediante una profunda reforma del sistema de recaudación
fiscal si se ataca la especulación, la existencia de paraísos fiscales y
el fraude generalizado. Es posible, y necesaria, una regulación
restrictiva del tráfico internacional de capitales; se puede impedir
convertir la deuda privada, la deuda generada por la banca, en deuda
pública y negarnos a pagar esa deuda ilegítima. Se tienen que cambiar
las políticas del BCE para que estimule la demanda y la creación de
empleo en vez de generar ingentes beneficios para la banca privada. Es
preciso contar con una banca pública que fomente, mediante el crédito
accesible, la creación de empleo digno y sostenible en el tiempo, los
proyectos de producción respetuosos con el medio ambiente y con las
necesidades reales de la población, con bases éticas en la gestión, para
la financiación del sector público y la ordenación del territorio. Es
alternativo orientar la economía al servicio de las personas, de las
mayorías sociales, en vez de ponerla al servicio de unas minorías que
gobiernan en la sombra tanto en España como en Europa y que pretenden,
desprestigiando la política, recortar la democracia. Se puede prestigiar
la gestión del sector público, el único capaz de asegurar la justicia y
la equidad para la ciudadanía y de sus derechos básicos, en vez de
privatizar la sanidad, la educación, las pensiones… para que hagan
grandes negocios con nosotros las grandes empresas privadas.
El
éxito de esta huelga ciudadana lo será también del sindicalismo y de las
organizaciones sociales en general, más allá de las siglas que lo
representan. En este momento, quizá más que en ningún otro, necesitamos
un movimiento social bien organizado, bien sostenido, con voluntad
incontestable de liderar la respuesta ciudadana de manera democrática y
acciones colectivas que ataquen en profundidad los problemas que se nos
plantean, que nos una cooperativamente, que nos plantee respuestas con
las que nos identifiquemos y que nos identifiquen. Un gran movimiento
que sepa agrupar y articular una mayoría social que sienta el amparo de
la acción colectiva. Un gran movimiento que promueva la acción unitaria
capaz de enfrentarse a los problemas en el ámbito en el que se plantean.
Tiempos nuevos exigen propuestas nuevas, modos y modelos nuevos. La
Cumbre Social de Navarra está en ello.
Hay razones, muchas
razones, para apoyar la huelga general del día 14. Nuestra
responsabilidad, nuestra convicción, nuestro empeño hará que sea un
éxito.
En representación de la cumbre social