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Hay razones para una huelga general
Jabier Zubiri
13-11-2012
Artículo extraído de www.noticiasdenavarra.com
La ciudadanía de distintos países europeos estamos convocados el próximo 14 de noviembre a una gran jornada de movilización social que, aquí, toma la forma de huelga general. El ámbito geográfico y político de la convocatoria tiene su razón de ser porque las instituciones europeas y muchos de los gobiernos europeos son los responsables de estas medidas de austeridad, del estrangulamiento de la financiación pública y de anteponer los intereses de los acreedores financieros a los derechos de las personas, de incesantes recortes de derechos sociales básicos, de la libre y perniciosa circulación libre de los capitales financieros, y de seguir un modelo económico que se ha manifestado en contra de los derechos e intereses de la gran mayoría de la población y en beneficio exclusivo de los grandes grupos financieros y especuladores.

Una acción política sostenida para cercenar derechos exige una respuesta y una resistencia sostenida, amplia, general de la ciudadanía para revertir el expolio de derechos y conquistas sociales que han fundamentado nuestro modelo de cohesión social. Millones de trabajadoras y trabajadores, -en Navarra más de 50.000-, sin empleo y sin ninguna cobertura de subsidios lo que supone que, solo en nuestra tierra habrá 3.000 familias en las que ninguno de sus miembros perciba ningún tipo de prestación; miles de personas desahuciadas de sus viviendas y sin derecho a una habitación digna; desmantelamiento de la sanidad y del derecho universal y gratuito a la misma y a su financiación pública; recortes presupuestarios en contra de la educación, la cultura y la investigación que crean nuevas desigualdades y laminan la capacidad de desarrollo económico, social y personal; desamparo para las personas con incapacidades y dependientes; reducción de la renta básica al cambiar su sentido de renta de inclusión; nuevas regulaciones laborales que dejan sin derechos individuales y colectivos a millones de trabajadores públicos y privados; reducciones de salarios; anuncios de reducción de las pensiones y propuestas de sustitución del sistema público de las mismas; ninguna consideración para la cooperación internacional ni con el medio natural; menos democracia y derechos civiles son algunas de las dramáticas consecuencias de estas políticas que tratan de imponernos y que se demuestran inútiles y nos sitúan ante un futuro más que incierto y que nos condenan al coste cierto de la precariedad de amplios sectores sociales en el presente.

Es, por tanto, un momento de gran responsabilidad social. Ante este ataque brutal no caben respuestas timoratas si la austeridad y la pérdida de derechos nos está hundiendo cada día un poco más. No se puede tolerar que aceptemos sin rechistar esas medidas radicales que tienen efectos tan negativos para el bienestar de la mayoría. Nos tenemos que mover, nos estamos moviendo y nos seguiremos moviendo con el mayor grado de unidad en la acción, en los proyectos colectivos, en el ámbito geográfico y político. El modelo que nos proponen y que quieren imponernos supera las fronteras reales y las podamos tener en nuestro imaginario: romper el sentido de sociedad, que nos sintamos cada vez más solos, menos sanos, más ignorantes, menos cooperativos y acompañados, más pobres la mayoría de nosotros y nosotras. Para que unos pocos, cada vez menos, se apoderen del esfuerzo de la ciudadanía en su exclusivo beneficio.

En estos momentos necesitamos un movimiento social bien organizado y bien sostenido

La huelga general del día 14 es la respuesta a tanto atropello y a ella estamos llamados los trabajadores de la industria y del comercio, de la Función Pública, de los servicios sociales, autónomos o por cuenta ajena, los marginados del empleo, de las coberturas sociales y asistenciales, los pensionistas, los sanos, los enfermos y los que curan, los que aprenden y los que enseñan, las afiliadas a los sindicatos y los que no lo están, las que promueven las organizaciones sociales y de cooperación y quienes las apoyan y estimulan, las que escriben y las que leen, quienes promueven la cultura y las que se benefician de su creación, las que investigan… En fin, estamos llamados toda la ciudadanía a ocupar el espacio público, para que sea público y no privado, en defensa de la cohesión social, de los derechos civiles y sociales, de un modelo productivo sostenible y respetuoso con el medio ambiente, a la defensa de los valores democráticos. Estamos citados al impulso de una gran corriente de opinión y acción social capaz de revertir este estado de cosas.

Negar, como vienen haciendo los Gobiernos del PP y de UPN, que no hay alternativa es pretender hacernos comulgar con ruedas de molino y que creamos que para controlar el déficit público solo cabe recortar y privatizar. Hay alternativas para recaudar más mediante una profunda reforma del sistema de recaudación fiscal si se ataca la especulación, la existencia de paraísos fiscales y el fraude generalizado. Es posible, y necesaria, una regulación restrictiva del tráfico internacional de capitales; se puede impedir convertir la deuda privada, la deuda generada por la banca, en deuda pública y negarnos a pagar esa deuda ilegítima. Se tienen que cambiar las políticas del BCE para que estimule la demanda y la creación de empleo en vez de generar ingentes beneficios para la banca privada. Es preciso contar con una banca pública que fomente, mediante el crédito accesible, la creación de empleo digno y sostenible en el tiempo, los proyectos de producción respetuosos con el medio ambiente y con las necesidades reales de la población, con bases éticas en la gestión, para la financiación del sector público y la ordenación del territorio. Es alternativo orientar la economía al servicio de las personas, de las mayorías sociales, en vez de ponerla al servicio de unas minorías que gobiernan en la sombra tanto en España como en Europa y que pretenden, desprestigiando la política, recortar la democracia. Se puede prestigiar la gestión del sector público, el único capaz de asegurar la justicia y la equidad para la ciudadanía y de sus derechos básicos, en vez de privatizar la sanidad, la educación, las pensiones… para que hagan grandes negocios con nosotros las grandes empresas privadas.

El éxito de esta huelga ciudadana lo será también del sindicalismo y de las organizaciones sociales en general, más allá de las siglas que lo representan. En este momento, quizá más que en ningún otro, necesitamos un movimiento social bien organizado, bien sostenido, con voluntad incontestable de liderar la respuesta ciudadana de manera democrática y acciones colectivas que ataquen en profundidad los problemas que se nos plantean, que nos una cooperativamente, que nos plantee respuestas con las que nos identifiquemos y que nos identifiquen. Un gran movimiento que sepa agrupar y articular una mayoría social que sienta el amparo de la acción colectiva. Un gran movimiento que promueva la acción unitaria capaz de enfrentarse a los problemas en el ámbito en el que se plantean. Tiempos nuevos exigen propuestas nuevas, modos y modelos nuevos. La Cumbre Social de Navarra está en ello.

Hay razones, muchas razones, para apoyar la huelga general del día 14. Nuestra responsabilidad, nuestra convicción, nuestro empeño hará que sea un éxito.

En representación de la cumbre social



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