29 DE MARZO: ALGO MÁS QUE UNA HUELGA.
La Huelga convocada tiene algunas características que la hacen algo diferente a otras convocatorias. Cabe decir de entrada que, tras muchos años de división a la hora de promover huelgas generales, hoy asistimos a una coincidencia de convocatorias que desde Solidari saludamos, ya que somos de la opinión que ante el expolio general de derechos y conquistas que la Reforma va a traer consigo, sería difícil entender escenarios de división por legítimas y profundas que sean las diferencias de planteamientos sindicales.
Porque no nos podemos llevar a engaño: Lo que hoy tenemos delante es un vuelco espectacular en las relaciones laborales a favor del mundo empresarial y un horizonte en el que algunos de los resortes, en el campo organizativo y legal, que en el pasado le han servido al mundo del trabajo para defender su dignidad ante cualquier atropello, pretenden convertirlos en papel mojado.
Y lo que extraña sobremanera puede que no sean tanto las medidas que se proponen, que son de armas tomar, sino los argumentos que se esgrimen en su favor y la prepotencia con la que la derecha social y su poder mediático están defendiendo su necesidad. Mucho hemos retrocedido las organizaciones sindicales y sociales, y la izquierda en general, para que posiciones tan injustas y antipopulares encuentren en sectores de la población, si no el aplauso, una especie de resignación ante algo que parece inevitable para salir de esta situación.
Nadie a estas alturas se cree que los efectos de la Reforma Laboral van a generar empleo y van a mejorar la situación de las gentes trabajadoras. Es más, la recesión económica, con más desempleo, con más recortes, con más pobreza, es la consecuencia lógica de todas estas medidas: Un ajuste fiscal o contención del gasto público brutal como el que preparan nos lleva indefectiblemente al desastre social.
Esta Huelga General debe ser una demostración tan masiva como combativa, tanto al Gobierno del PP, a los empresarios y a quienes en Europa empujan y aplauden estas medidas, de que las clases trabajadoras no nos resignamos a estas políticas antisociales y que no vamos a aceptar de ninguna manera el que los bancos y las grandes finanzas, responsables de todo esto que llaman crisis, carguen sobre las clases populares las consecuencias de sus desmanes. Del resultado de esta movilización pueden depender muchas cosas. Y tal vez la más necesaria sea el despertar de la indignación de esta juventud a la que se quiere condenar a un futuro de mayor explotación. Ojalá sea un paso en firme en una dirección opuesta en muchos aspectos a la actual. Las gentes de Solidari haremos lo imposible porque tales deseos se conviertan en realidad.