EL SILENCIO DE LOS MAYORES

Hace ahora algunos meses, cuando el debate sobre las pensiones estaba en plena ebullición, nos vimos bombardeados con una infinidad de datos y estadísticas sobre la evolución de la esperanza de vida y los porcentajes proyectados a diferentes años de las personas mayores en nuestra sociedad de futuro. Se trataba de llamar la atención sobre la salud del sistema público de pensiones y la supuesta reforma , ya aprobada y que va suponer una merma importante para las futuras remesas de jubilados.
Una vez conseguido el objetivo parece que las aguas vuelven a su cauce. La problemática de la tercera edad en todas sus expresiones sigue siendo silenciada y recluída a las tertulias de los que sufren las mil y una carencias y olvidos de esta sociedad competitiva para quien demasiadas veces la gente mayor cuenta algo así como los trapos viejos en una casa.
Y sin embargo no podemos olvidar que sigue habiendo entre nosotros,en Navarra, más de 3000 pensionistas que cobran poco más de 300 euros; un 29% de personas mayores que viven en el umbral de la pobreza y alrededor del 40% de gente mayor cobrando las pensiones mínimas. No es precisamente estas pensiones las que, como decían los agoreros interesados en vaticinar la quiebra de pensiones, van a dar al traste con el Sistema Público. No podemos menos que lamentar la oportunidad que se ha perdido para eliminar, aunque fuera progresivamente, la injusticia de unas pensiones de miseria que hoy tienen una parte importante, aunque silenciosa, de nuestros mayores. Por eso nos parece importante seguir reivindicando la necesidad de una Ley presupuestaria, al margen del sistema contributivo de las pensiones, que dignifique las pensiones más bajas, sacándolas de los umbrales de pobreza en los que muchas de ellas se hallan.
En unos momentos en los que la llamada crisis se está llevando por delante conquistas y derechos que creíamos  definitivos parece difícil generar expectativas de poder alcanzar un objetivo como este. El hecho de que hayamos asistido a la injusta reforma de las pensiones sin apenas contestación social puede avalar esta desconfianza. Y sin embargo es  inadmisible que hoy existan tantos y tantas jubiladas o pensionistas con unos ingresos que no les permiten unas condiciones de vida dignas. No podemos dejar de señalar otra razón de peso: Es precisamente en esta situación de crisis que golpea a muchos sectores sociales cuando muchas personas jubiladas se han convertido en un verdadero colchón social para aquellos familiares que atraviesan situaciones de precariedad y necesidad.
En este primero de Mayo sabemos que hay muchas reivindicaciones que airear y muchas injusticias que afectan a otros tantos colectivos sociales que denunciar: Nuestra Asociación de Mayores Lacarra, recién estrenada, queremos romper este silencio de resignación que hoy atenaza a una parte importante de la gente mayor que tras una vida laboriosa y sufrida está muy lejos de disfrutar un reconocimiento social y económico que sus vidas de esfuerzo y abnegación  merecen con creces.
 La solidaridad ha sido uno de los valores que han caracterizado la celebración del 1º de Mayo a lo largo de los años y diferentes vicisitudes sociales.  En situaciones en las que quiebran condiciones de bienestar para muchos sectores de la población, jóvenes sobre todo, el pilar de las personas mayores está aguantando el edificio humano y evitando derrumbes mayores. Es una cuestión elemental de justicia levantar la bandera de la solidaridad con todos esos miles de personas mayores que hoy carecen de unas condiciones dignas. Es hora de denunciar demasiadas carencias y olvidos que hoy sufren. Es una buena oportunidad de gritar bien alto que este eslabón es clave para nuestra sociedad y de hacer un llamamiento, en especial a todas las asociaciones y personas que hoy trabajan por la tercera edad, para unir nuestras voces y romper este gran silencio. Nosotros lo vamos a hacer este 1º de Mayo exigiendo en la calle una Ley presupuestaria de dignificación de pensiones.

Asociación de mayores Lacarra.

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