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Reflexiones de SOLIDARI sobre KOXKA


Reflexiones de SOLIDARI sobre KOXKA

 1. Estamos en una situación de emergencia: con una deuda enorme, sin tesorería, sin suministro de proveedores, sin actividad, sin servir pedidos y con gran riesgo de perder clientes cada día que pasa. La propiedad y la dirección son las únicas responsables de esta situación, no hay duda. Ellos mismos lo reconocen en el Plan de Viabilidad.

 2. No confiamos ni en la propiedad ni en la dirección que nos han llevado a la ruina. La dirección y la propiedad son lo mismo. Es la propiedad quien nombra a la dirección y se supone que ambas reman en la misma dirección, mientras no se demuestre lo contrario.

3. La propiedad y la dirección son las que son. No está en nuestras manos, ni en manos del Gobierno de Navarra, cambiar la propiedad ni la dirección. Aunque existen muchísimas razones para desconfiar de la actual dirección, es el único interlocutor que tenemos. Sólo podemos hablar y llegar a acuerdos con la actual dirección, porque no hay otra.

 4. Para salir de la situación de emergencia es necesario un acuerdo. Sin acuerdo, no hay financiación (del accionista, de los bancos, del Gobierno de Navarra) y sin financiación, no se puede poner en marcha la empresa. Si no hay acuerdo pasamos inevitablemente a concurso de acreedores. La fecha límite para llegar a un acuerdo es el 31 de julio, pero cada día que pase será más difícil salir del agujero.

5. El concurso de acreedores es, en nuestra opinión, la peor solución. Si la empresa entra en concurso, lo más probable es que termine en liquidación y en extinción de todos los contratos. En teoría existen otras posibilidades: puede haber un inversor que en la fase de liquidación compre la empresa, como un todo, pero es tan improbable como que se nos aparezca la virgen. Lo más probable es que los distintos elementos se vendan de forma aislada: que uno compre la marca, otro los edificios, otro la maquinaria… y que la plantilla se vaya al paro. En el mejor de los casos, podría aparecer un comprador que se quede con una parte de la plantilla, en las condiciones que ofrezca (por ejemplo, con el convenio del metal). O podría ocurrir que compre la marca, los edificios y la maquinaria y luego llame a quien quiera del paro para que entre sin antigüedad y con el convenio del metal.

 6. El concurso de acreedores es también para la empresa la peor solución: pierde el control de la compañía y lo poco que le queda, es decir, lo pierde todo. Por eso sigue maniobrando para que se acepte su propuesta ¿Podemos forzar un concurso de acreedores? Podemos. Basta con negarnos a cualquier acuerdo y morir matando, pero mal de muchos, consuelo de tontos.

 7. Para evitar el concurso de acreedores, es necesario un acuerdo. Pero no podemos aceptar cualquier acuerdo. La empresa quiere que la plantilla lo ponga todo, o casi todo: una reducción salarial del 15% (que se suma al 20% + pluses de enero, o al 15% en Kobol), reducción definitiva, a fondo perdido, 2,3 millones cada año, año tras año, a perpetuidad. Mientras, el propietario solo pone un préstamo de 1,5 millones, que ya se encargará de recuperar, como el auto-préstamo de 5 millones que tomó de Koxka, que no está dispuesto a devolver de inmediato, como le dijo Manuel a la Consejera, o los 2 millones que desvió de Koxka para invertir en Cubigel.

 8. Para evitar el concurso, que es la peor solución, desde el principio del período de consultas hicimos (junto con CCOO) una propuesta más equilibrada: un 15% de reducción, pero no a fondo perdido, sino como un aplazamiento que se empezaría a recuperar cuando la empresa obtuviera beneficios. Una vez cubiertos los gastos y cumplidos los compromisos de inversión y de devolución de la deuda y de los préstamos previstos en el plan de viabilidad, si quedara remanente se destinaría a achicar la deuda con los trabajadores. En caso de concurso de acreedores podríamos recuperar la deuda aplazada, o al menos, una parte. La consejera dijo que la propuesta no le parecía mal, que era razonable. Podría ocurrir que si la empresa no remonta, o remonta solo a medias, no recuperáramos la deuda en muchísimos años o nunca. Pero si la reducción es a fondo perdido y dentro de unos años la empresa obtiene beneficios para llevárselos se nos quedaría cara de tontos. Y eso no puede ser.

 9. La propuesta es mala (de entrada, supone cobrar un 15% menos, que no sabemos seguro si podremos recuperar), pero es la menos mala de las que hay. Nadie ha propuesto otra. Si alguien propone una mejor, la retiramos. Pero, entretanto, la mantenemos, aunque se termine el período de consultas y hasta que no entremos en concurso de acreedores. Seguimos dispuestos a negociar hasta el último minuto.

 10. La última propuesta de la empresa consiste en:

• Reducción salarial del 15%, a partir de junio de 2014 y hasta 2016.
• 2017/2021, se recupera un 1,5% anual, es decir, se recupera la mitad, un 7,5%.
• 2017/2021, la revisión salarial no podrá superar el 1%, en ningún caso.
• El acuerdo podría modificarse por la vía del artículo 41 del ET.
• No hay garantía frente a despidos al finalizar el acuerdo de enero 2014 (2015).
• No hay garantías adicionales en caso de venta o concurso de acreedores.
• Supone que los trabajadores/as pondrían 14 millones en el período 2014-2021, y a partir de 2021, 1,15 millones, año tras año, a perpetuidad; mientras, el propietario pondría 1,5 millones en forma de préstamo, los acreedores 4,2 millones en forma de quita (condonación de deuda), el Gobierno de Navarra 2 millones en avales (reconvertibles en crédito) y los bancos 1 millón de quita, refinanciación de los 5,5 millones de deuda y un nuevo préstamo de 2,5 millones.

 La propuesta es engañosa y malísima, peor que la inicial. En la práctica, es como aceptar el 15% de reducción de manera definitiva, o peor, porque, a) al hablar de 2021 induce al engaño de que la empresa va a continuar hasta entonces, b) se recupera poco y tarde, c) pone tope (1%) a las revisiones salariales de 2017 a 2021 y d) no hay ninguna garantía de recuperación: si se aceptara, la empresa podría anular el acuerdo por la vía del artículo 41, en 2017, por decisión unilateral, tras un período de consultas de 15 días. Ya sabemos que nadie puede garantizar el futuro, que no hay nada que pueda garantizarse al 100%, que todo es relativo, pero entre la garantía absoluta y la inseguridad total, hay un amplio abanico de posibilidades que la propuesta no contempla.




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