El cierre de la empresa Salcedo supone una de las mayores injusticias que se cometen en Navarra y un duro mazazo para los trabajadores y para el tejido industrial del pueblo de Viana.
Durante el último año, los trabajadores de Salcedo hemos acumulado mucha rabia e impotencia al ver como nuestros puestos de trabajo quedaban maniatados y a criterio de la sentencia de un juzgado. De poco han servido los argumentos esgrimidos por los trabajadores a través de su comité de empresa, sobre todo, para quien ha juzgado por segunda vez nuestros destinos.
Mientras que en el primer expediente, visto y sentenciado en el mes de julio, a criterio de la juez, la empresa no presentaba ni una sola prueba que justificara la extinción de los contratos de trabajo, y para nada cuestionaba la viabilidad de la empresa, es incomprensible, como ese mismo expediente sentenciado cinco meses mas tarde cuenta con la aprobación y da el visto bueno al cierre de la misma, desprotegiendo y dejando injustamente a 132 familias en la calle. (¿Qué clase de justicia es esta, se preguntan los trabajadores?).
Una sentencia que además de privarnos de nuestro medio de vida nos condena a la mas absoluta de las miserias, ya que, nos castiga con la indemnización legal mínima que es de veinte días por año con un máximo de doce mensualidades, y esto no es lo peor, lo peor es, que nos expulsan de por vida del mercado laboral condenándonos a unas pensiones de miseria.
Somos una plantilla que tiene una media de edad de 53 años, es decir, llevamos toda nuestra vida cotizando a la Seguridad Social y, justo en los últimos años de nuestra vida laboral, nos expulsan injustamente del mercado de trabajo sin ningún tipo de escrúpulo, perdiendo cualquier posibilidad de poder cotizar hasta nuestra jubilación.
Los trabajadores hemos hecho todo lo que ha estado en nuestras manos combinando la movilización con la negociación para defender nuestro puestos de trabajo, hemos sacrificado parte de nuestros salarios, hemos defendido la viabilidad de la empresa haciendo propuestas sobre la base de adaptar la plantilla a la actual carga de trabajo, hemos manifestado por activa y por pasiva que, estábamos dispuestos a entrar a negociar un plan de reestructuración partiendo de la base de prejubilaciones y bajas voluntarias incentivadas, ha sido inútil todo el trabajo.
Estamos ante un hecho flagrante de terrorismo patronal. Todos nuestros esfuerzos han sido baldíos, ellos tenían la hoja de ruta bien definida, de manera consciente y con premeditación y alevosía, han llevado a la quiebra económica y a la perdida paulatina de clientes hasta que han conseguido su objetivo el cierre definitivo, contando con la inestimable ayuda de la injusta justicia. - CANALLAS-
Para acabar, desearles toda la suerte del mundo a los 56 compañeros que han mostrado su disposición de seguir con la actividad bajo la formula de cooperativa o sociedad anónima laboral.
Para ellos se abre una puerta a la esperanza, desde estas paginas solo podemos darles todo nuestro animo y desearles mucha suerte.