Este es un momento amargo para todas las personas que han sido
despedidas a través de este vergonzoso expediente y momento muy duro
para todo el grupo de gente de Solidari de la fábrica de BSH. No había
más que mirar vuestras caras el pasado viernes en la sede del sindicato:
rabia, desolación, impotencia…, ante la consumación de lo que alguna
gente ya temía y otra se resistía a aceptar que pudiera ocurrir.
En la vida de las personas y los colectivos hay momentos en los que las
cosas van viento en popa y otros en los que la adversidad zarandea
nuestras naves con tanta fuerza que parece poner en peligro nuestra
andadura. Este es uno de ellos para una gente que ha demostrado una
capacidad y buen hacer sindical muy superior a lo que cabría esperar de
su juventud y experiencia. Y esto no lo decimos personas del sindicato
para tratar de aupar a los de casa, para levantar el ánimo. Esta
impresión la hemos oído de otras personas muy alejadas del mundo
sindical que se han sorprendido de algunas de las propuestas, tan
generosas y solidarias, que habéis puesto sobre la mesa de negociación
muy alejadas de lo que esta gente espera del sindicalismo y más de una
corriente como la nuestra.
Porque hay que decirlo con toda claridad: vuestra gestión de este
conflicto ha sido ejemplar. Habéis sido capaces de hilar muy fino para
mantener unos niveles de unidad en el comité y dentro de la plantilla
que son difíciles de imaginar dada la pluralidad sindical y las
tradiciones al uso. Hoy que tanto se habla del reparto del empleo y que
desde diferentes ángulos se pregonan medidas en esta dirección para
poder atajar esta calamidad del desempleo que nos agobia, habéis tenido
la valentía de poner sobre la mesa propuestas de reparto del empleo en
la empresa a riesgo de que desde una parte del sindicalismo se os
tratara de ingenuos y desde otra de colaborar con el empresario.
Una organización como Solidari, que pasa el testigo de una generación
que está viendo finalizada su vida laboral a otra que encara esta
aventura y que tiene precisamente en esta fábrica uno de los planteles
de sindicalistas jóvenes más lucido y esperanzador, es normal que
vivamos este momento con una sensación difícil de poder calificar.
Ocultar esto sería engañarnos a nosotros mismos por más que sea poco
propicia para dar ánimos. Pero la historia nos demuestra que no hay
dificultad, por grande que sea, que no pueda ser superada y que son
precisamente los momentos difíciles los que ponen a prueba la valía de
las gentes y de los grupos humanos. Y este es un reto principalmente
vuestro, compañeros de BSH.
Bien, ha habido despidos, no se ha repartido el trabajo, nos han
golpeado pero que no podemos flaquear. El buen hacer que habéis
demostrado en la pelea sindical tenéis que continuarlo a la hora de
gestionar este golpe: tocados sí, pero derrotados no. En primer lugar
solidarios con la gente despedida. En segundo lugar, serenos, con
perspectiva, sin caer en la inmediatez ni dejarnos llevar por
sentimientos legítimos pero tal vez no positivos ni adecuados. La
firmeza en la crítica no tiene que estar reñida con esa templanza y
madurez que habéis demostrado en esta breve etapa, aunque intensa, de
vuestra vida laboral.
Pensad que un colectivo como el nuestro se nutre y vive merced a
comportamientos éticos y morales, muchas veces alejados de lo que la
mayoría de la gente pide y espera de sus organizaciones y líderes. Y
esto, que es uno de nuestros puntos fuertes, no deja de ser
paradójicamente nuestro talón de Aquiles: puede no corresponderse la
calidad y la ética de nuestro quehacer con el respaldo social que le
acompaña y además, podemos "ser castigados". Este juego de mayorías y
minorías no suele regirse por reglas muy racionales ni responde a la
calidad ni la intensidad de los esfuerzos humanos que se emplean en la
acción social.
Nos queda uno de los temas más espinosos de digerir en este momento: la
actitud de los sindicatos firmantes. Sus listas no tienen bajas. ¿Dónde
quedan los pronunciamientos, las líneas rojas que decían no poder
traspasar? ¿Dónde queda la legitimidad del comité como órgano unitario e
interlocutor de la plantilla? ¿Será posible poder recomponer un clima
de colaboración que siempre hemos creído necesario y al que hemos
dedicado tanto esfuerzo? Difícil. Sabemos que es una necesidad básica
para cualquier colectivo obrero alimentar un esfuerzo unitario de todas
las sensibilidades frente a los planes de la empresa, ¿va a dejar de ser
un reto para gente como nosotros después de lo que ha pasado?
Por último, queremos expresaros dos sentimientos: uno es el del
reconocimiento y la gratitud de toda la gente de Solidari a vuestro
ejemplar trabajo y comportamiento. Otro, nos gustaría traducirlo en
solidaridad con todos los despedidos y en especial a todas las mujeres
despedidas, sobre las que ha caído el palo de la discriminación
machista. Nuestro más entrañable y solidario reconocimiento.