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POR UN MUNDO “OTRO”: ¿ANHELO RAZONABLE Y POSIBLE O SUEÑO
Guillermo Mugica
06-10-2014
Artículo extraído de Escuela Social de Barañain
POR UN MUNDO “OTRO”: ¿ANHELO RAZONABLE Y POSIBLE O SUEÑO
IRREALIZABLE?
Las Escuelas Sociales pretendíamos que la programación de este curso se orientara
principalmente hacia una reflexión sobre algunos de los cambios en curso o que son
objeto del actual debate social . Decimos “cambios”, en plural, porque no ignoramos la
amplitud y complejidad de la crisis, ni su incidencia en ámbitos tan diversos y
específicos como el económico, el político, el ético, el social… Ni ignoramos tampoco la
exigencia de cambios que, en consecuencia, el remontar la crisis va a demandar en
cada uno de dichos ámbitos.
Presuponíamos también a dichos cambios cierta dosis de “radicalidad”, más allá de
meros retoques superficiales y formales. Esto es, nos estamos refiriendo a aspectos de
calado y profundidad. Contábamos igualmente con la “imaginación”, imprescindible
para cualquier cambio que no sea mero producto del azar o de la inexorabilidad de las
leyes físicas, químicas o matemáticas. Y, pensando en los cambios, no ignorábamos
en absoluto su imprescindible “realismo”, su vinculación con la realidad, y las
potencialidades y limitaciones de ella: irrenunciable criterio para ponderar la necesidad
o conveniencia de aquellos cambios, su razonabilidad y su posibilidad. Pues,
tratándose de cambios, habrá que dilucidar, entre otras cosas, si nos hallamos ante
realismos o cegueras culpables y escapistas, ante radicalismos o populismos
ante pragmatismos razonables y honestos o culpables e inmovilistas renuncias a
horizontes más humanos, convivenciales y sostenibles.
Siendo lo anterior más o menos claro y compartido, no hemos logrado no obstante este
curso un enunciado común ni sobre el título general del programa, ni tampoco sobre el
primer tema de su desarrollo. Lo que, de suyo, no comporta, a mi juicio, ningún
retroceso. Todo lo contrario, me parece normal y hasta una señal de maduración y
crecimiento. Somos más conscientes de la diversidad del tema y de la diversidad de
sus planos y aristas. Al mismo tiempo, somos también más conscientes de lo bueno
que sería poder converger en un estilo más dialógico que dialéctico, más cooperativo e
integrador que competitivo y excluyente.
Confío en que la carga de ambigüedad que conscientemente he puesto en el título de
esta charla – espero que no en el desarrollo de su contenido -, pueda contribuir a la
realización de esa convergencia mínima recién apuntada.
1º.- ANTE LA CRISIS ACTUAL, LAS TRES PROPUESTAS BÁSICAS DE
SALIDA
1.- Un presupuesto innegable
a) Aunque nuestra atención esté centrada principalmente en la economía, existe hoy un
consenso generalizado acerca de la gravedad de la crisis, de su profundidad y
extensión, y de su impacto o incidencia, entre otros, en tres de los ejes más esenciales,
decisivos y representativos de la vida humana y social: el económico, el político y el
cultural (antropológico, cosmológico, ético, espiritual, ideológico…).
b) Pero hoy no deseamos fijarnos tanto en la negatividad de la crisis, sus causas y sus
efectos. Esta mirada, desde luego, no puede ser ignorada y debe estar necesariamente
presente. Pero queremos que nuestro interés se centre, más bien, en una mirada
positiva, en una mirada hacia adelante: esa, justamente, que, porque se toma muy en
serio el presente, presta atención al futuro que, de múltiples maneras, está ya latiendo
en él1 pugnando por vencer la crisis y sus pesadillas.
c) Por lo mismo, comparto - ¿cómo no hacerlo, siempre que lo que sigue no se
convierta en arma excluyente y arrojadiza? – dos de las opiniones públicamente
manifestadas por el conocido socialista Diego López Garrido: la 1ª/ que ”la mayor
prioridad hoy para los ciudadanos y las ciudadanas es la salida de la crisis económica y
social”; y la 2ª/ que “Cualquier Gobierno será juzgado por el modo de enfrentarse a la
crisis, que está degradando, con una profundidad inédita, la vida y el trabajo de los
hombres y las mujeres”.
d) En el empeño de búsqueda positiva de salidas, toda respuesta deberá poner
particular énfasis, obviamente, en aquellos tres ejes arriba enunciados que vertebran
de manera muy especial la vida y la convivencia: la economía, la política, los valores.
Los tres se reclaman recíprocamente. Y los tres deberán estar presentes, sea cual
fuere el acento, prioridad lógica o jerárquica, u orden que quiera establecerse entre
ellos. Por eso hubo un momento en que se barajó como un posible título del curso el
siguiente: “Otra economía, otra política, otros valores”.
e) Que en este recordado título posible, destaquen los adjetivos “otro” “otra”, no
conlleva necesariamente que el contenido de los sustantivos a los que aquellos se
refieren sea obligatoriamente progresivo y liberador. Puede ser – y de hecho lo es en
términos muy dominantes para nuestra desgracia – claramente regresivo y opresor.
2.- Las tres salidas: consideraciones iniciales al respecto
a) La salida (¿?) neoliberal.
* En realidad, nos hallamos ante una salida sólo aparente. Leonardo Boff2 se
refiere a ella como “La Gran Transformación en la Economía y en la Ecología”. Para
explicitar a qué se refiere, Boff destaca dos de los aspectos que, entre otros,
caracterizan de manera límite los problemas desencadenados por el capitalismo
vigente: El 1º/ se refiere al paso de una sociedad “de” mercado a otra de “sólo”
1 Estoy influenciado en esto por el pensamiento filosófico del gran Agustín de Hipona. En sus Confesiones (Libro
XI, Cap. 20, Introducción de José Anoz, Ed. San Pablo, Madrid 2007, pg. 387), dice este gran maestro: …”pienso
que no se habla con propiedad cuando se dice que los tiempos son tres: pasado, presente y futuro. Más exacto me
parece hablar de un presente de lo pretérito, un presente de lo presente y de un presente de lo futuro; porque estas
tres modalidades las encuentro en mi mente”.
2 Cfr. Ed. Nueva Utopía, Madrid 2014.
mercado y de mercado “total”. Con cuanto todo ello implica. Y el 2º/ tiene que ver con el
paso de la Tierra como medio vital del que somos parte, dependemos y al que hemos
de cuidar, a la Tierra como simple baúl de recursos a explotar – lo que inevitablemente
conduce a la grave, peligrosa y conocida injusticia ecológica actual -.
* Las prácticas neoliberales vienen produciendo un agudo deterioro social,
político, económico y moral. En realidad se trata de una “deconstrucción”, que no es
más que un afrancesado eufemismo para aludir y nombrar a una cruda demolición:
demolición de nuestro “Estado social”3 y del más ampliamente denominado “Estado de
bienestar”. Por eso se ha hablado, jugando con las palabras y con fuerte carga de
decepción e ironía, del paso de un “estado de bienestar” a un “estado de malestar”.
Jean Ziegler4, tomando en consideración el impacto mundial de las políticas actuales, y
con su estilo habitual libre y desenfadado, no duda en hablar de “Destrucción Masiva”.
* Nos hallamos ante lo que algunos no han dudado en denominar “revolución
conservadora”, esto es, una revolución al revés; ante un cambio ultraliberal que intenta
negar cualquier otra posibilidad de cambio, que incluso retrocede más atrás del
liberalismo clásico más ortodoxo. Al menos éste, consciente de los excesos, y las
insuficiencias y limitaciones del mercado, reconocía la necesidad de algunas cautelas
morales, sociales y políticas. La apuesta neoliberal, en cambio, no sólo está haciendo
efectiva una regresión al pasado que creíamos imposible, sino que, además, con sus
medidas de “ajuste” y “austeridad”, ha hecho recaer el peso de la crisis sobre los
hombros de las clases medias y populares de la sociedad. Lo que ha venido a
incrementar escandalosamente la desigualdad, que, a su vez, ha agudizado aún más la
crisis. Como sabemos ya a estas alturas, ni son pocos ni insignificantes los científicos
(cfr. Schweickart, Krugman, Stiglitz…) que consideran antieconómica tanto la
mencionada desigualdad, como las directivas de ajuste y austeridad que la agravan.
* El neoliberalismo ha puesto en práctica y desarrollado de manera hegemónica
un tipo de capitalismo dinerario, especulativo y parasitario. Si lo que en última instancia
el capitalismo pretende es ganar dinero, con el financiero especulativo o capitalismo de
casino, ese objetivo se alcanza directamente sin ningún tipo de mediación productiva:
dinero genera dinero, esa es la fórmula5. Poco o nada importa la vida real de las
personas, lo justo o injusto. Todo se mide cuantitativamente (PIB, pongamos por caso)
en cifras dinerarias macroeconómicas. Bajo ese supuesto puede darse el caso – más
bien ya se está dando – en que, en virtud de aquellas mencionadas cifras, se anuncie a
bombo y platillo que “la economía mejora”, siendo así que, muy al ras del cotidiano
suelo o del día a día de las personas, “la justicia empeora”. No hace tanto tiempo que
Cáritas lo denunciaba en situación parecida a la presente y con las mismas palabras
que acabo de entrecomillar. Pero lo triste del caso es, además, que, como una y otra
vez vienen insistiendo no ya sólo los críticos a las políticas neoliberales restrictivas
(Krugman, Stiglitz) sino los mismos organismos transnacionales que las han promovido
3 Cfr, TÍTULO PRELIMINAR, art. 1,1 de nuestra Constitución.
4 J. Ziegler, “Destrucción Masiva”, Península, Barcelona 2012.
5 Cfr. George Soros, El Nuevo Paradigma de los Mercados Financieros, Taurus, Madrid 2008. O Ramón Fernández Durán en El
Capital Financiero, en el Puente de Mando de la Globalización (pgs. 67 – 116) de Capitalismo (financiero) global y guerra
permanente, Virus Editorial, Barcelona 2003.
(BCE, FMI…), estamos inmersos en una situación deflacionaria, sumando a inflación
estancamiento.
b) La salida socialdemócrata
* Es una especie de fundido entre socialización y democracia. Pone contenido y
sentido social a esta segunda, y, en función de ellos, otorga al Estado un importante
papel moderador y regulador, y de intervención directa. Aleja así a la democracia del
individualismo y formalismo tan propios de la concepción burguesa de la misma. Y, en
cuanto a la primera o la socialización, remarca el valor y la dignidad de la persona, de
la ciudadanía y sus derechos, de la democracia en suma. Por eso, teniendo en cuenta
las duras y frustrantes experiencias históricas tanto del capitalismo como del
socialismo, se ha dicho que la socialdemocracia ha pretendido combinar y mostrar el
rostro más amable del uno y del otro. Hoy, la apuesta por el Estado social y por el
Estado de bienestar tiene una fuerte carga de denuncia del neoliberalismo y de sus
políticas austericidas, que intentan desmontar los logros para las mayorías de la
mencionada fórmula socialdemócrata. Y también de la razonada convicción de que
invertir en el bienestar humano general no sólo puede incentivar el crecimiento, sino
que es, además, una buena inversión y, al parecer muchos de nosotros, la única
sostenible6.
* La salida socialdemócrata intenta combinar el mercado, sus intereses privados
y su competitividad con unos mínimos de equidad o de justicia y solidaridad, que
comportan entender también la democracia como reconocimiento del otro y como
responsabilidad respecto al otro. Un aspecto de la democracia, éste, que,
sorprendentemente, lo ha captado y expresado muy bien el poeta sirio – candidato al
Nóbel – Alí Ahmed Said Ésber (Adonis): …”hablo de democracia […] como
reconocimiento del otro. Y de reconocimiento no como tolerancia […]. El ser humano
exige la igualdad.”7. Lo que implica, sin duda, una mejor redefinición y estructuración de
los derechos, deberes y cargas.
* De ahí precisamente la importancia que adquiere, en esta propuesta de salida,
la fiscalidad, el modelo impositivo. Si afirmamos una serie de derechos básicos de
ciudadanía, proclamamos la igualdad de oportunidades y queremos abrir al máximo el
acceso al bienestar, hemos de abrirnos solidaria y responsablemente a hacer
proporcionalmente nuestras las cargas que todo ello conlleva. Ahí se verá si lo que
prima es el bien particular individual o el común de la mayoría social8. Enrique Abad,
responsable de Oxfam-Intermón en Navarra, va más allá abundando en la importancia
del modelo y sistema fiscales para un proyecto de sociedad más humana y justa:
6 Así lo afirmaba, por ejemplo, Conchita Corera en la larga entrevista que, con motivo del premio Sociedad y Valores Humanos
que le otorgó el Colegio Oficial de Sociólogos y Politólogos de Navarra, se recoge en el Boletín especial editado por dicho
Colegio. Para ella no hay desarrollo sostenible que no sea integralmente humano.
7 Babelia, El País, 27 – Septiembre – 2014.
8 Cfr. “Impuestos: de lo individual a lo social”, Editorial de Diario de Noticias (4 - Agosto – 2014): “los ingresos fiscales son una
herramienta de la cohesión social vía gasto público”.
“Cómo se recaude, de quién y cómo se invierta el dinero público conformará el modelo
de sociedad”9.
c) La salida altermundista
* No sólo afirma que otro mundo es posible, sino que sostiene la posibilidad de un
mundo “otro”, esto es, edificado sobre presupuestos y cimientos nuevos: distintos a los
del capitalismo y socialismo históricos y reales, y también a los del capitalismo de rostro
humano y a los del social-liberalismo en que, a menudo, ha venido a desembocar a la
postre – al menos en Occidente – la socialdemocracia. Somos ya muchos y
muchasquienes, a estas alturas, consideramos que ese mundo “otro” del que hablamos
no sólo es posible, sino “indispensable y urgente”10.
* La pretensión alternativa del altermundismo – contenida ya etimológicamente en
esta misma palabra: “alter” – se ha expresado , en sus términos más generales, de
diversos modos: “Del poder y la codicia a la compasión y el bien común”, dirán, por
ejemplo, Manfred Max-Neef y Philip B. Smith11. L. Boff se referirá al salto de una
sociedad de sólo mercado y éste total, y de injusticia ecológica, a una biocentralidad en
la que se establezca una nueva relación entre la Tierra y la Humanidad12. Y aboga
también por un gran paso del individualismo y la competitividad a la solidaridad y la
cooperación, del crecimiento a la sostenibilidad. Otros popondrán el salto de un sistema
socioeconómico orientado y medido en términos de mero crecimiento económico a otro
que se proponga como objetivo un desarrollo humano integral. Para el profesor honorario
de Sociología de la Universidad Autónoma de Madrid Antonio Antón13 lo que está en
juego es el dilema entre una salida de la crisis regresiva e inaquitativa o, por el contrario,
progresiva y justa en términos democráticos y humanos; si nos dirigimos hacia una
sociedad sometida a los dictados de una economía liberal financiarizada, que es la que
dirije la orquesta y marca el paso, o, de una vez, ponemos la economía al servicio de la
sociedad.
* Hay un aspecto común, entre otros, a las propuestas altermundistas: su visión de
la economía, aun en su más estricta concepción científica, indesligable de una visión
global de la antropología, la cosmología, la ética, la sociología. Paul Krugman es, quizás,
uno de los economistas que con mayor acidez ha cuestionado la ingenua pretensión de
convertir la economía en una especie de ciencia positiva exacta al estilo de la física. Y ha
denunciado el descaro y la impunidad de quienes, amparándose en tan errónea
pretensión y en los informes de los pseudoexpertos a su servicio, han generado gran
sufrimiento y conducido al desastre a países enteros14.
9 “Pan para hoy, hambre para mañana”, Diario de Noticias, 7 – agosto – 2014.
10 Son palabras de Julio García Camarero en “ El Decrecimiento Feliz y el Desarrollo Humano”, Catarata, Madrid 2010.
11 “La economía desenmascarada”, Icaria, Barcelona 2014. Lo dicho en el texto constituye el subtítulo de la obra.
12 Cfr. “La Gran Transformación en la economía y en la ecología”, Nueva Utopía, Madrid
2014.
13 Cfr. Su Comunicación en el Congreso de Sociología en la Universidad de Oviedo del 4-5 de junio de 2014.
14 “El conocimiento no es poder”, Negocios, El País, 3 – agosto – 2014. En “En pro de una economía descalza y un desarrollo a
escala humana”, aparecida en “La Marea” y reproducida en http://www.herrieliza.org/colaboraciones/en-pro-de-una-economiadescalza-
y-un-desarrollo-a-escala-humana, Manfred Max-Neef arremete también contra la concepción pseudocientífica de
muchos economistas actuales. Y la pone en evidencia por su negativa al cambio a pesar de que la realidad la desmiente, por no
*Hay dos tipos de vías de salida abiertas. Aunque la distinción no sea adecuada,
sino imperfecta más bien, las podemos dividir en aquellas más doctrinales o teóricas, que
provienen principalmente del mundo académico, y aquellas otras más prácticas y
militantes – lo que no comporta en ellas mengua de racionalidad -, en tanto vinculadas a
una gran multiplicidad de organizaciones, movimientos y corrientes sociales de objetivos
y modos de operar tan diversos como diversa es la multidimensionalidad y configuración
convivencial de lo humano. Entre las vías doctrinales, a su vez, unas parecen presentar
intentos con aliento y alcance más globales (“Hacia un nuevo modelo económico social,
sostenible y estacionario”15, “Democracia Económica”16 “Derecho a decidir. Propuestas
para el socialismo del siglo XXI”17, “Contra la Crisis, Otra Economía y otro modo de
vivir”18 …); otras en cambio muestran propuestas más limitadas y parciales (como “Hay
Alternativas”19, “Aldea Global, Justicia parcial”20, “Sus Crisis, Nuestras Soluciones”21 …).
Acerca de las vías que he denominado como más prácticas y militantes debería bastar
con echar una mirada a nuestro alrededor. Al menos si, como dicen Yayo Herrero,
Fernando Cembranos y Marta Pascual, entre otros, somos capaces de “Cambiar las
gafas para mirar el mundo”22. A una mirada así, empeñada en reconocer, apoyar y
promover utopías parciales, responde probablemente la obra “Movimientos Sociales y
Alternativas de Sociedad”23 de Imanol Zubero. Y si queremos asomarnos un poco más
allá de nuestro propio entorno, puede servirnos el panorama que recoge Rafael Díaz
Salazar en “Justicia Global”24. Su subtítulo es precisamente “Las alternativas de los
movimientos del Foro de Porto Alegre”.
3.- Algunas cuestiones y preguntas polémicas, pero insoslayables
a) una tipificación tradicional de las vías de salida enunciadas
* La primera es tenida como clara y totalmente “intrasistémica”. También la
segunda lo es para muchos y muchas, además de constituir, para estos, un intento
imposible de conciliación de opuestos. No obstante, esa segunda salida ha tenido una
valoración y tipificación de “reformista” moderada. A menudo los partidarios de ella
parecen estar convencidos de la posibilidad de ir hacia el cambio a través de cambios
graduales. La tercera vía, por último, es la “altersistémica”, rupturista o radicalmente
transformadora.
contar con las víctimas y – en referencia a la economía académica y magisterial – por formar a unas minorías serviles a los grupos
de poder.
15 Obra ya citada, El Viejo Topo, 2014.
16 Varios, Icaria, Barcelona 2011.
17 Varios, El Viejo Topo, 2006.
18 Juan Torres López, Ediciones HOAC, Madrid 2011.
19 De los ya conocidos Navarro, Torres y Garzón, en Sequitur, ATTAC, 2011.
20 Varios, en CJ, Barcelona 2003.
21 O. ya c. de Susan George, Icaria, Barcelona, 2010.
22 La Editorial de Ecologistas en Acción, Madrid 2011.
23 En Ediciones HOAC, Madrid 1996.
24 Icaria editorial, Barcelona 2002.
* Descarto la primera vía, ante todo, a instancias e imperativo de la realidad misma
que, también hoy, viene constituyendo el mejor desmentido a los cantos de sirena del
neoliberalismo. La descarto por un sentido elemental mínimo de decencia25, democracia
y justicia.
b) Cómo no saltarnos la realidad objetiva y las disposiciones subjetivas
* Efectivamente, descartada la primera vía, al buscar respuesta a las demandas
del presente, hemos de contar, además del proyecto, con las posibilidades y límites de lo
real, con las fuerzas indispensables y las disposiciones necesarias. Y hay que contar – lo
expresaba muy nítidamente, en lógica formal, el Secretario de Organización del PSN –
con “Un cambio que sea viable y real. No un cambio basado en quimeras, imposibles
promesas o sueños milenaristas”26. La gran pregunta es quién define y decide todo esto
y en base a qué.
* En línea parecida, otro socialista, Diego López Garrido, comienza por reconocer
que “Cualquier Gobierno será juzgado por el modo de enfrentarse a la crisis, que está
degradando, con una profundidad inaudita, la vida y el trabajo de los hombres y las
mujeres”. Pero advierte acto seguido que, al abordar el mencionado enfrentamiento a la
crisis, debe evitarse polarizar la sociedad, así como todo radicalismo estéril y el peligroso
populismo. No nos dice, sin embargo, en qué consisten y cómo evitar estos últimos; y se
olvida, además, del marketing y la mentira de la política profesional y oficial que toca
poder o trata de alcanzarlo. Un marketing que arrancaba esta confesión de quien es, en
estos momentos, el Presidente de la Comisión Europea, Juncker: “Sabemos
exactamente lo que debemos hacer; lo que no sabemos es como salir reelegidos si lo
hacemos” –está pensando, por supuesto, en los votos conservadores -27. O estas otras
confesiones del profesor de Economía Félix Ovejero28: …”todos, si quieren ganar, se
arriman al populismo” y “no se ganan elecciones recordando verdades amargas y retos
fatigosos”. Y pasa también por alto olímpicamente López Garrido, al mencionar su
preocupación por la polarización de la sociedad, la denuncia sobre la “gran
bifurcación”operada por el neoliberalismo: unos pocos ricos, muy ricos, en alianza con
los cuadros técnicos y gestores, de una parte y, de otra, las clases medias empobrecidas
y las clases populares de obreros y desempleados. Entre ambos polos se abre un
abismo cada vez mayor29.
c) Lo que se ventila, en definitiva, es el modelo de sociedad
25 Cfr. Ernesto Ekaizer, “INDECENTES. Por qué lo llaman crisis cuando es estafa. Crónica de un atraco perfecto”, Espasa, Barcelona
2012.
26 Santos Cerdán. Cfr. Diario de Noticias, 2 – agosto – 2014.
27 En The Economist.
28 “Todos eran populistas”, El País, 11 – agosto – 2014.
29 Cfr. Entrevista del profesor de Economía en París- Sorbonne Bruno Tinel a Gérard Duménil y Dominique Lévy a propósito de su
libro “La gran bifurcación. Acabar con el neoliberalismo”(Editions La Découverté, 2014), recogida en PAPELES de relaciones
ecosociales y cambio global, Nº 126, 2014, pgs. 175-188.
*Lo expresa muy bien el sociólogo30 Antonio Antón: “En definitiva, lo que se ventila
es la concreción del modelo social europeo, entre una salida de la crisis regresiva o justa
y equitativa, entre el desmantelamiento del Estado de bienestar o las garantías para una
ciudadanía social plena en una Europa más democrática, igualitaria y solidaria”. Este
apunte al núcleo de la cuestión, a la elección del modelo, con todas sus diversas
vertientes (económicas, sociales, políticas y culturales), lo expresa también nítidamente
el profesor de Filosofía Política en París Jacques Rancière31: “La democracia no es ni
esa forma de gobierno que permite a la oligarquía reinar en nombre del pueblo, ni esa
forma de sociedad regida por el poder de la mercancía. Es la acción que sin cesar
arranca a los gobiernos oligárquicos el monopolio de la vida pública, y a la riqueza, la
omnipotencia sobre las vidas. Es la potencia que debe batirse, hoy más que nunca,
contra la confusión de estos poderes en una sola y misma ley de dominación".
* ¿Es ilusoria o posible y realista la pretensión de batir en retirada a las oligarquías
económicas y políticas, y de instaurar una ciudadanía social plena en una Europa
democrática? A simple vista parece que habría que inclinarse por el lado de la ilusión y la
imposibilidad. Pero creo que deberíamos mantener que ni el futuro está predeterminado,
ni es predecible sin más. ¿Acaso preveían los expertos hasta qué punto se iba a imponer
el proyecto neoconservador de salvaje desmontaje socioeconómico y político? El futuro
va a depender, en gran medida, del desarrollo de la pugna política.
* Porque de esto se trata en última instancia, de política. Y esto es lo que hemos
venido a plantear hoy aquí. Los modelos socioeconómicos son modelos políticos
englobantes. Y esto es así por la misma naturaleza de la economía como ciencia
humana y social, y por los presupuestos que le son inherentes. Por eso se estudia la
Economía Política y por eso se debate de Política económica. Esto es lo que
pretendíamos poner sobre la mesa hoy: la importancia y la centralidad de la política,
cómo la entendemos, cuáles son sus mediaciones.
2º.- ALGUNAS CONSIDERACIONES NECESARIAS SOBRE LA
POLITICA , SUS MEDIACIONES Y SUS POSIBILIDADES
1. Buscando futuro, una no prevista (y contrapuesta) coincidencia con el pasado
a) La clave está en la política
*He venido sosteniendo ya hace varias décadas, aquí casi en solitario, la influencia que
ha tenido en el devenir posterior de nuestras sociedades aquel Informe Sobre la
Democracia – Samuel Huntington fue uno de sus autores – emitido por el
Conservadurismo y la Comisión Trilateral en los años 70 con motivo de la importante
crisis por la que se atravesaba. Dicho Informe reflejaba un diagnóstico de situación y
unas orientaciones para la superación de la crisis absolutamente políticos y que, a mi
30 Cfr. Su Comunicación en el ya mencionado encuentro de Sociología en Oviedo.
31 “El Odio a la Democracia”, Amorrortu editores, Buenos Aires 2006.
modo de ver, han ejercido gran influencia hasta nuestros días. Se decía entonces que las
raíces de la crisis no estaban en la economía sino en la política; que unas democracias
de participación ampliada no posibilitaban en lo más mínimo el normal desarrollo del
sistema – capitalista, por supuesto -. La salida estaba cantada: democracias
concentradas, restringidas, autoritarias. Es lo que necesitaba, obviamente, el capitalismo
más liberal para campar a sus anchas.
*Y hete aquí que hoy, nada menos que el Nóbel de Economía y profesor de la
Universidad de Columbia Joseph E. Stiglitz32, contrastando la salida de la crisis de los
años 30 y post-bélica con la deriva hasta hoy del periodo post-thatcheriano y postreaganiano,
afirma que nuestros quebraderos de cabeza presentes no son fruto de unas
supuestas leyes inexorables de la economía. Sostiene que la gran pregunta que
debemos hacernos no es sobre la economía sino sobre la política y que los cambios a
introducir en las reglas de juego corresponden también a la política.
b) Qué política
* Se trata de decidir qué tipo de democracia queremos y si aspiramos a una
economía que privilegie a los ricos o que sirva y tenga en cuenta a la inmensa mayoría
de la gente. En referencia a tal elección, en medio de la gran niebla ideológica y política
que la envuelve, Noam Chomsky dirá que “Pocas veces en la historia ha habido un
momento en el que esta elección acarrease consecuencias humanas tan dramáticas”33.
* Pero todo esto nos ha servido, al menos, para aprender dos cosas. 1ª/ Que, para
ser social, un Estado tiene que ser democrático y, para ser democrático, tiene que ser
social. Y 2ª/ que la razón sobre la que ello descansa es la inexorable conexión entre la
organización del poder y el modo de definir y proclamar los derechos. Para que se
entienda. Es claro, por ejemplo, que habría una contradicción insalvable entre una
organización del poder del siglo XIX y una proclamación de derechos según el siglo XXI;
y “que el poder concentrado (político, económico) no puede sino resistir la puesta en
práctica de los derechos nuevos”34.
2.- Recordando algunos criterios de aproximación a la política y sus mediaciones
a) Algunos principios básicos
* Hemos de distinguir, ante todo, entre meros gestores y políticos. Afirma
Innerarity que, para manejar un presente chato y sin horizontes, bastan buenos gestores;
pero que, para transformarlo, hay que responder a las esperanzas colectivas y tener en
32 “La democracia en el siglo XXI”, Negocios, El País, 14 – septiembre – 2014.
33 “La democracia en el siglo XXI”, Negocios, El País, 14 – septiembre – 2014.
34 Roberto Gargarella, profesor de Derecho Constitucional, en “El nuevo constitucionalismo latinoamericano”, El País, 20 –
agosto – 2014.
cuenta el futuro que ya el presente alberga: y que es precisamente para eso para lo que
hacen falta los políticos y, también, una reconstrucción de la política35. Rescato varias
ideas: que la política ha de ser transformadora del presente y que, para ello, ha de
recoger las aspiraciones colectivas y mirar hacia adelante.
* Pero ello comporta fundamentos y proyectos, o lo que denominamos la
mediación ético-utópica de la política y de su práxis. Estas precisan de una antropología,
esto es, de una concepción de lo humano y sus relaciones. Precisan de una cosmología,
es decir, de una visión del Planeta, de la cadena global de la vida, del lugar y papel de
las personas en ella, del universo. Precisan de una ética, a saber, de las visiones
anteriores traducidas en valores y pautas normativas para la vida. Y precisan de lo que
se ha denominado “utopía”36 o proyecto histórico. La utopía no consiste en la suma de
aspiraciones ideales desatadas, ni es el simple sueño de un mañana feliz, aunque sí
puede y debe ser un modo de poner luz en la noche y de ayudarnos a avanzar en medio
de las sombras.
b) Compromiso con el presente: entre la realidad y el deseo, los límites y las
posibilidades
* La utopía es realista, va apegada a la realidad, al presente. Ya hemos recordado
a Agustín, para quien, con propiedad, sólo el presente tenía verdadera consistencia en
su mente: el presente del pasado, el presente del presente y el presente del futuro.
* Un presente que entraña innegables condicionamientos de toda índole:
psíquicos, físicos, individuales, sociales, de acceso al conocimiento, materiales,
espirituales, de poder… Estos, y otros más, configuran los límites del presente. Pero éste
contiene también sus propias potencialidades y posibilidades, que a menudo suelen
coincidir con las grietas que aparecen en sus muros, en apariencia sólidos e
inexpugnables. Precisamente porque toda realidad humana, por serlo, es siempre e
inevitablemente mezcla de potencialidades y limitaciones, no aspiramos a mundos
perfectos. Nuestra esperanza se centra, más bien, en futuros imperfectos siempre
perfectibles. No estamos, pues, en esta historia nuestra, por ideales absolutos37.
Pretenderlos y – peor aún – concebir la ilusión de haberlos alcanzado, ha solido ser
fuente de inmenso sufrimiento.
* ¿De qué nos sirve entonces la utopía?, surge la pregunta. Y la respuesta es que
tiene aspectos prácticos tan evidentes que refuerzan su necesidad en el pensamiento y
la acción políticos. Negativamente la utopía nos indica por dónde éstos no deben ir. Y, en
positivo, nos sirve de brújula. No puede predecir ni predeterminar el futuro, pero sí puede
35 Cfr. “La crisis, ¿tiempo oportuno?”, G. Múgica, Noticias Obreras , 1426, pgs. 38-40. De ahí retomo la referencia a Innerarity..
36 Utopía es el nombre dado a una isla y a la comunidad ficticia que la habita, con una organización que contrasta con la existente
en la época y que se describe como una sociedad ideal e idealizada. El término viene de Thomás Moro (“ De Optimo Reipublicae
Statu, deque Nova Insula Utopia”), pero el concepto subyacente es anterior. Con arreglo a la etimología vendría a significar “lo
que no está en ningún lugar”.
37 En el western cinematográfico “Los profesionales”, prácticamente en la penúltima secuencia, hay un diálogo en el que uno de
los personajes dice más o menos: “Tú siempre pretendes la perfección o nada…Te imaginas la revolución como una doncella, una
virgen…, pero tiene un cruel enemigo, el tiempo”. Concluye, no obstante, con ésta o parecida afirmación: “Sin una causa en la
vida, sin un amor, no somos nada”.
ayudarnos a avanzar hacia un futuro más humano o a crear condiciones que lo vayan
haciendo posible. Y es que la utopía aporta a la política los fundamentos humanos y las
líneas- fuerza o motrices que la misma necesita. La política demanda razón, pero
también convicción; técnica, pero también amor y pasión38. Ante un proyecto histórico
universalizable de mayor equidad y bienestar material puede brotar la objeción de si tal
proyecto no conllevaría una pérdida de incentivos que, a la postre, podría representar un
lastre para el desarrollo. Pero la objeción tiene fácil respuesta, incluso más allá del típico
recurso a los estímulos espirituales. La utopía también aporta estímulos materiales y
socioeconómicos: mayor cohesión social y, con ella, seguridad y paz; mayor desarrollo
de las capacidades humanas y, con ellas y consiguientemente, desarrollo también de
nuevas oportunidades, incluídas las económicas. Recientemente Paul Krugman ha
dejado escrito: “A estas alturas no hay motivos para creer que confortar a los
acomodados y afligir a los afligidos sea bueno para el crecimiento, pero sí hay buenas
razones para pensar lo contrario”. Señala cómo la redistribución de los ingresos se
“relaciona significativamente con un crecimiento más elevado y duradero”Y añade: “ Es
decir, no hay indicios de que enriquecer más a los ricos enriquezca al país en su
conjunto, pero hay pruebas fehacientes de los beneficios que tiene mitigar la pobreza de
los pobres”39.
c) A partir de lo expuesto, tres descripciones de la política
* Se trata de constatar la presencia o ausencia de la utopía en la concepción y
práctica de la política.
* Destaco tres aproximaciones: 1ª/ Hay quien entiende la política como el arte de
lo posible. La utopía no tiene papel ni cabida. 2ª/ Hay quien la entiende como el arte de
hacer posible lo necesario. Se asume la utopía. Pero ¿quién determina y cómo se
determina lo necesario, y cómo se hace posible sin violentar la realidad ni someterla a
unos esquemas ideales preconcebidos? 3ª/ Y hay, por eso, quienes, muy modestamente,
afrontan la política como un modo tal de ir encararando pacíficamente el presente que va
abriendo, ya en él, un futuro nuevo. Podría ser el caso de multitud de iniciativas, distintas,
parciales y cualitativamente nuevas.
3.- ¿Ante un futuro distinto, deseable y posible
a) ¿Hasta dónde puede llegar la acción transformadora?
* El manifiesto “Ultima Llamada”, firmado inicialmente por más de 250 personas de
ganado prestigio, suscitó un importante debate en su momento. Uno de los interrogantes
38 Lo comprendió muy bien el peruano José Carlos Mariátegui, fundador en los albores del s. XX del Partido Comunista peruano y,
ya en aquellos años, con una lectura muy novedosa del marxismo, deudora de su paso por Europa y, sobre todo, de las corrientes
marxistas italianas de la época. Para Mariátegui la fuerza del revolucionario no descansa en la razón, sino en la convicción, la
pasión y la voluntad. Ser trata para él de una fuerza cuasi religiosa a la que llama – haciendo suya la palabra de Sorel, pero con
otro contenido distinto – “mito”. Este no sería más que la utopía en su vertiente subjetiva. Esto es, hecha emoción, pasión, acción.
39 En “La desigualdad es un lastre”, Negocios, El País, 10 – agosto – 2014.
a propósito del mismo es “si es realizable cambio civilizatorio que implica el manifiesto” o
si, por el contrario, no tiene un carácter tal vez demasiado apocalíptico”. Es significativa
la crítica que le hace Jaume Grau40. En su opinión, “Pedir cambios radicales, aunque
estos puedan parecer necesarios, es de ilusos, porque refleja un profundo
desconocimiento de la naturaleza humana”. Hace referencia previamiente a lo
multidimensional de cualquier proyecto de cualquier proyecto con pretensión de
globalidad. Y concluye con dos afirmaciones: 1ª/ Que, salvo la fuerza o una catástrofe de
dimensiones globales, ambas a excluir, “no hay muchas vías para que se afiance un
cambio radical a escala planetaria”. Y 2ª/ que lo único que podemos hacer es “Evitar
catástrofes más limitadas”. Y se refiere, por ejemplo, al tratado de libre comercio o
Asociación Transatlántica de Comercio e Inversiones, que se viene negociando en
secreto entre Europa y EEUU. Su apuesta es por políticas realistas que ataquen puntos
concretos claros.
* Resulta muy significativa también la respuesta de Pablo Iglesias (Podemos) a
Pepa Bueno en entre vista en la SER41. Viene a decir que, si se quiere hacer política,
hasta el más radical tiene que pactar con la realidad y que, ahora, sólo se puede aspirar
a una política socialdemócrata. Llegados a este punto, nos asaltan preguntas
importantes sobre el modo de entender esta última. A mi juicio, aborda muy bien esta
cuestión Joan Subirats Humet42 analizando la evolución del Estado de Bienestar.
Básicamente nos recuerda tres cosas: 1ª/ Que el modelo “de delegación” que canalizó la
reivindicación histórica de lo público está en crisis. 2ª/ Que hemos de “entender lo público
como la capacidad colectiva de afrontar problemas comunes” y 3ª/ que hemos de
repensar “el pacto social”, porque producir políticas públicas es más que proveer
servicios y conlleva la capacidad de participación en las instituciones y control sobre
ellas.
b) Las posibilidades de cambio en un cambio de época
* Se viene indicando hace ya bastante tiempo que no sólo vivimos una época de
cambios, sino un cambio de época43. Lo que inevitablemente comporta cambios
epistemológicos, metodológico-científicos, valorativos, económicos, sociales, de estilos
de vida, políticos, etcétera. Se trata, en una palabra, de lo que viene denominándose
“cambio de paradigma”, entendido como cambio de la mirada, de la actitud, de la
estructura mental, como el modo de estructurar y articular nuestra propia
autocomprensión, la del universo que nos rodea y del que somos parte, y la de nuestro
lugar y papel en él.
40 “En “El azar y la necesidad”, Público.
41 Cfr. Referencia en Página Web ATRIO, 10 – julio – 2014.
42 Catedrático de Ciencia Política y de la Administración en la Universidad Autónoma de Barcelona. Cfr. Diario de Noticias, 21 –
septiembre – 2014.
43 “Vivimos el inicio de una nueva época en el devenir histórico de la humanidad” (Gustavo Gutiérrez); llegada de “una nueva era”
(Federico Mayor Zaragoza); “estamos ante un cambio de época” (Joan Subirats), etc. Cfr. Jaume Patuel, “Cambio de época o época
de cambio”, en ATRIO, 9 – julio – 2011.
* Subirats44, en una lograda y sugestiva imagen, compara el cambio de época con
“un túnel a cuya salida no vamos a encontrar lo mismo que dejamos al entrar”. Lo que
nos habla de novedades a este otro lado del túnel, que bien pueden significar en
ocasiones potencialidades y posibilidades, viento a favor en suma. Mencionemos
algunas, aunque ya hayan aparecido a veces en esta exposición:
- un nuevo humanismo, más social, ecológico, sensible a las cuestiones de género;
- recreación de la política: de mera gestión del presente a asunción de su
proyección futura y de las esperanzas colectivas;
- otro modo de entender lo público: de delegación en el Estado a corresponsabilidad
en los problemas comunes;
- la estrecha relación entre el modo de organizar el poder y la definición y
proclamación de los derechos;
- del mero crecimiento al desarrollo humano;
- el sentido de ciudadanía como inspiración convivencial y fuente de configuración
de sujetos sociales;
- solidaridad y cooperación como nuevos derechos internacionales, y los derechos
humanos como derecho internacional;
- necesidad de renovación, ampliación y actualización del viejo pacto social;
- interdependencia y multilateralidad, etcétera, etcétera.
4.- Para concluir: dos miradas y dos actitudes contrapuestas
a) Las dos miradas
* Toda crisis, todo proceso de cambio, que no son algo puntual, comportan de algún
modo nacimiento y muerte, algo que declina y algo que emerge. Con frecuencia la noche
se resiste y el nuevo día parece que no acaba de encontrar su camino. Mariátegui captó
bella y maravillosamente este contraste en “El Alma Matinal”45. Alza su mirada a los países
del Norte, especialmente hacia Europa, y los ve como configurando una civilización del
ocaso. Todo declina: las creencias, las ideologías, las utopías, los valores. Hasta
literariamente el tema del ocaso parece imponerse. Esta cultura del ocaso se dedica a
negar, como si las cosas llegaran o hubieran llegado a su fin. Hoy día Occidente parece
seguir tocando la misma música, aunque la letra sea distinta. Ahora todo es “post”:
postmoderno, postindustrial, postreligioso… y hasta postcrisis. Lo que no es más que un
modo nada encubierto de seguir mirando hacia atrás.
* Así como la primera mirada es la del ocaso, la segunda es una mirada matinal, del
alba. Mira la realidad tratando de percibir en ella los dolores de parto, para ayudar al
alumbramiento de realidades nuevas cooncebidas en el vientre de la realidad. Quizá por
44 Entrevista en Diario de Noticias, 21 – septiembre – 2014.
45 Mariátegui elaboró el grueso de su producción literaria en 7 u 8 años, del 23 al30 del pasado siglo. El libro al que ahora hago
referencia consiste en una póstuma recopilación de artículos, ya aparecidos con anterioridad, pero que, formando una unidad
como libro, vieron la luz en una primera edición de 1950. El libro ha tenido múltiples ediciones posteriores.
esto puede que algunos no entendamos muy bien determinadas confrontaciones entre
realismo y utopía.
b) Las dos actitudes
* A las dos miradas corresponden dos talantes o actitudes: trasnochadores y
madrugadores. Hay un espacio en que ambos se encuentran y cruzan. Pero, en tanto para
unos el hoy sigue siendo un ayer prolongado e inacabado, para otros u otras en cambio el
hoy representa ya un nuevo día que está llamando al trabajo.
* Así como la mirada trasnochadora y del ocaso suele ser actitudinalmente
pesimista, la mirada matinal, por el contrario, se deja acompañar de un talante que,
pareciendo contradictorio, no lo es en realidad. Se trata de la combinación entre
pesimismo de la realidad y optimismo – más que simplemente del ideal – de la acción46.
Guillermo Múgica
46 Cfr. Mariátegui, “Pesimismo de la Realidad y Optimismo del Ideal”, Mundial, Lima, 21 – agosto – 1925. Ahí explica el autor: “Todos
los grandes ideales humanos han partido de una negación; pero todos han sido también una afirmación”. Y algo antes había
explicitado su convicción: “No creemos que el mundo deba ser fatal y eternamente como es”.



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