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Construir puentes sobre el abismo


Construir puentes sobre el abismo

“En esta tierra la vida merece ser vivida” 

Mahmoud Darwish



Este verano, he tenido la oportunidad de participar en un proyecto solidario con Palestina, uno de tantos que recorren la franja de Cisjordania. En este caso en particular, se trataba de un campo de trabajo subvencionado por la Agencia de Cooperación Española (AECID) y promovido por; Fundación Socialismo sin Fronteras, Pau Ara y Accionenred desde España y The Israel Comité Against House Demolitions (ICAHD) en Palestina, ONG Israelí, coordinada por Meir Margalit, argentino que llegó a Israel atraído por el sueño sionista y participó en la guerra de Yom Kippur, hoy coordinador de una ONG que defiende a los palestinos de la ocupación. 


Durante 14 días, nuestra actividad principal en el campo de trabajo fue la reconstrucción o mejora de casas palestinas demolidas o afectadas por la ocupación israelí. 


¿Por qué colaborar en la reconstrucción de casas? En primer lugar porque la vida cotidiana de los palestinos es muy dura, envuelta en la violencia y las injusticias de la ocupación, del muro, los check-points, las demoliciones, los asentamientos, la falta de agua…Creo que son suficientes motivos para solidarizarnos con quienes peor lo están pasando y este proyecto es una manera de hacerlo, una manera de conocer la realidad más allá de lo que nos cuentan o podemos ver y leer, así que es una forma de hacernos granito de arena y colaborar, involucrarnos en el trabajo directo a través de la reconstrucción para acercarnos y conocer la realidad.


Como he comentado, esta actividad, nos permitió conocer en primera persona cual es la realidad de la ocupación y las situaciones tan al límite, tirantes e incomprensibles que se viven entre colonos y palestinos provocadas por los primeros con el afán de hacerles la vida imposible, multiplicando la presión a la que están sometidos por otras acciones, como la confiscación de tierras, los check-points, los arrestos ilegales, la ocupación... De esta forma quieren conseguir que poco a poco, por las difíciles condiciones de vida que tienen que soportar las familias palestinas, abandonen sus casas y decidan irse.


Pero existe otra forma de presión hacia la población palestina, son las órdenes de demolición de viviendas. Llegan los “bulldozer” y derriban las viviendas y esto, como podéis imaginar, genera un sentimiento de impotencia y humillación al que  es necesario hacer frente para seguir adelante, no desmoronarse y seguir resistiendo contra la ocupación.


La casa es el núcleo familiar. Bajo su techo guardan recuerdos, fotos, libros, comparten  historias y anécdotas del pasado, celebran nacimientos, fiestas… Para las familias palestinas musulmanas, la vivienda es muy importante sobre todo en el caso de las mujeres, puesto que es donde desarrollan la mayoría de sus funciones, dentro de la casa nos guste o no nos guste, por eso la destrucción de la vivienda,  es la demolición de su mundo de su particular microcosmos. 


Por lo que los momentos que vivimos ayudando a las cuatro familias fueron muy gratificantes.


La jornada comenzaba muy temprano, a las cinco y media de la mañana, con los primeros rayos de luz, nos desperezábamos y con sentimiento brigadista nos colocábamos la gorra y salíamos hacia “nuestras casa” de trabajo. Una vez allí, las familias nos obsequiaban con un ligero desayuno compuesto por exquisiteces de la cultura culinaria árabe, té, humus, falafel…para poder afrontar el día bajo el sol y a pie de obra. Trasportábamos arena, ladrillo, maderas… cavamos en la tierra, levantamos paredes, cubrimos los tejados, hicimos cemento, el encofrado… a las órdenes de los obreros palestinos y con la ayuda de Nacho e Inés, responsables de la Brigada y por Saúl y Roberto dos Israelíes que se convirtieron en parte del grupo y hacían a la vez de traductores y compañeros de aventuras.


Y era reconfortante ver como poco a poco las casa iban tomando forma, cómo había  miradas de complicidad entre el grupo y las familias y cómo los gestos de agradecimiento de se traducían en una botella de agua, una sombra, un descanso, un té o una invitación a una fiesta.


Trabajo que quedó suficientemente recompensado una vez que hemos visto el resultado final, la cocina nuevamente lista para comer, las habitaciones, los baños, el nuevo sofá de Alá. La familia de Anyad instalada en su nuevo hogar. Los niños del centro comunitario Heb2, coordinado por un israelí y un palestino, Michael Zupraner e Issa Amor, disfrutando de las mejoras para poder seguir desarrollando su actividades comunitarias, dedicadas mayoritariamente a la edición de videos a través de los cuales, nos cuentan cuál es su realidad, su percepción sobre el conflicto, aunque también dan clases y es un espacio de encuentro para los jóvenes, las familias, los internacionales, a pocos metros, casi sobre el tejado, un puesto de vigilancia Israelí y colonos paseando y vigilando el trabajo que se estaba haciendo.


La última casa, quizás la más especial, donde conocimos a Abbu Anan y su familia, compuesta por su mujer y once hijos. Una casa, situada en una zona muy próxima a un asentamiento, rodeada por un camino por donde sólo pasan militares y un colono amigo de vez en cuando.


Fue el lugar más complicado, desde el primer día de trabajo hubo una estrecha vigilancia por parte del ejército Israelí, nos pidieron los pasaportes, nos enfrentamos a momentos de angustia por el desconocimiento de la situación, porque nos retuvieron durante una hora aproximadamente. Mientras esto sucedía los niños de la zona, hablaban con los soldados y jugaban al fútbol, lo que nos hizo pensar que era algo bastante habitual. Lo pero sucedió días más tardes, cuando un grupo de colonos quiso ocupar la casa que estábamos haciendo, aprovecharon nuestra ausencia para intimidar y golpear a la familia de Abbu Anan, acercándose a sus terrenos con los rifles colgados a la espalda.


Además de hacer un duro trabajo de reconstrucción de viviendas, pudimos adentrarnos en el día a día visitando lugares emblemáticos de Cisjordania e Israel como; Jerusalén, Hebrón, Bethlehem, Nablus y Ramallah.  


Otro de los propósitos del viaje era participar en conferencias, charlas, tours, debates y proyecciones promovidas por organizaciones palestinas e israelíes y activistas locales que trabajan en apoyo del pueblo palestino y contra la ocupación, con la intención de conocer experiencias de trabajo compartidas entre israelíes y palestinos , experiencias que apuestan por la resolución del conflicto desde una mirada pacifista. Creo que es interesante conocer este tipo de trabajo y apoyar a estas organizaciones puesto que se alejan del radicalismo, de la idea de unos contra otros. Están haciendo un esfuerzo en tender puentes, en encontrar espacios comunes, en compartir problemáticas, en definitiva, un espacio para provocar el diálogo y la Cultura de Paz. Y esta parte, ha sido una de las experiencias más interesantes. Ver que aunque sea complicado y lento muy lento, todavía queda gente que no piensa en dos bandos, sino que habla de injusticias tanto de un lado como de otro, que cree en la paz social, que se alejan de la cultura de la violencia y compartir experiencias escalofriantes en sus familias que les permiten sentarse a escuchar.


Después de unos meses y en la distancia, haciendo un análisis como espectadora, mirando ahora desde “el afuera”, me siguen atormentando situaciones injustas e historias sobrecogedoras. El muro, una frontera de piedra entre Israel y Palestina que oculta la existencia de Palestina a Israel, israelíes que no conocen o no quieren conocer lo que ocurre en el otro lado. El muro, que no sólo esconde la realidad de Palestina, sino que separa también a palestinos de palestinos, a palestinos de sus tierras de cultivo, de  hospitales, de  escuelas… En una de nuestras visitas, encontré un dibujo de una mariposa con las alas clavadas al muro que seguramente alguien dibujo para denunciar las situaciones injustas que provocan la existencia del muro.

 

Soldaditos jóvenes, de entre 18 y 21 años, chicas y chicos. Patrullando por Hebrón, vigilando en los check-points, jugando a fútbol con los niños palestinos, comprando en el mercado en la ciudad vieja de Jerusalén en el barrio musulmán, vigilando el trabajo de la reconstrucción de casas… contradicciones contradicciones y más contradicciones que te llevan hacerte muchas preguntas que hoy por hoy no tienen respuesta fácil, todo es más complejo de lo que pensamos, pero surgen iniciativas interesantes cómo las de Breaking the Silence, una organización de soldados que sirvieron al ejército israelí que cuenta sus experiencias y pone un punto más que crítico a la política de persecución y acoso militar sobre las familias palestinas. 


Campos de refugiados. Un trocito de tierra masificada, superpoblada, con casas de ladrillo y cemento convertidas en expresiones de anhelo de libertad a través de las pinturas y graffiti que intentan adornar y dar color a unas vidas humildes, a la esperanza de poder regresar a sus hogares de origen. Como símbolo una llave, que pasa de generación en generación, la llave de sus casas que se encuentran en territorios ocupados. 


Jerusalén, Belén, ciudades santas, mosaico de religiones que durante siglos han luchado y siguen haciéndolo para conseguir la legitimidad y hegemonía sobre los símbolos religiosos que curiosamente comparten unas y otras religiones. Habría que preguntarse sobre las bondades y maldades de las escrituras sagradas interpretadas por los fundamentalistas, por la lucha de poder y los conflictos que subyacen de la misma.


Después de esta primera experiencia, de vivir con intensidad desde el amanecer hasta el anochecer las sensaciones tan diferentes que nos provocaba el ir descubriendo rincones nuevos, situaciones contradictorias pero cotidianas, sonrisas llenas de fuerza, historias de familias… os puedo confirmar que toda la gente que participamos en la brigada, nos hemos traído un trocito de Palestina con nosotras y nosotros.


Idoia Merino Nodar. 

Afiliada al sindicato SOLIDARI.



Para conocer más;


ICADH;  www.icahd.org

Información sobre Hebrón;  

http://www.btselem.org/english/publications/summaries/200705_hebron.asp 


ISM (Internacional solidarity Movement); www.palsolidarity.org


Free Gaza Movement; www.freegaza.org/es.Sobre la lucha contra el bloqueo de la franja de Gaza.


Breaking the Silence; www.shovrimshtika.org. Organización de soldados que sirvieron al ejército israelí. Recogen y difunden sus testimonios. 


Combatants for peace; www.combatantsforpeace.org. Excombatientes del lado israelí y del palestino que deciden dejar las armas y se juntan para una lucha no violenta. 


Shir hever; muchas de sus publicaciones las podéis encontrar en;  www.alternativenews.org.  Economista y principal autor de Economy of the Occupation, una serie de publicaciones sobre aspectos socio económicos de la ocupación. 


Comités de resistencia popular; www.popularstruggle.org. Los comités populares, despuntan en las movilizaciones de base contra la ocupación, promoviendo la lucha cívica y la protesta no armada.


Zochrot; www.zochrot.org. Organización israelí que tiene como fin concienciar, educar e informar sobre la Nakba (catástrofe palestina del 1948). Ofrecen publicaciones y tours sobre los lugares que fueron destruidos durante la Nakba.


ADDAMEER; www.addameer.org. Organización palestina en defensa de los Derechos Humanos.


BDS; www.bdsmovement.net. Boicot, desinversiones y sanciones como instrumento para la lucha no violenta en los territorios ocupados palestinos. 


Referencias bibliográficas; 


En pie de paz. Compilación de artículos sobre el conflicto en Oriente Medio. ICAHD. Noviembre 2007.


La respuesta pacifista. Conversaciones con miembros israelíes y palestinos de los movimientos por la paz. CATARATA. 2008. 





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