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Mitos de la inmigraci贸n: gran parte de lo que creemos no es cierto. Hein de Haas


Mitos de la inmigraci贸n: gran parte de lo que creemos no es cierto. Hein de Haas

Mitos de la inmigraci贸n: gran parte de lo que creemos no es cierto

El debate est谩 plagado de una gran variedad de imprecisiones y malentendidos tanto entre la derecha como entre la izquierda. Esto es lo que muestran de verdad las investigaciones actuales

Hein de Haas La inmigraci贸n fue el tema del a帽o en 2016 y probablemente seguir谩 siendo importante a lo largo de 2017. Sin embargo, este asunto es objeto de debates tan acalorados como llenos de malentendidos. La llamada 鈥渃risis de refugiados鈥 en Europa y las omnipresentes im谩genes de embarcaciones a rebosar llegando a las costas del Mediterr谩neo dan la impresi贸n de que la inmigraci贸n amenaza con salirse de control y que necesitamos tomar medidas dr谩sticas para restringir el flujo incontrolable de inmigrantes. El miedo a la inmigraci贸n en masa ha fomentado el surgimiento de partidos nacionalistas extremistas por toda Europa y ha ayudado a que Donald Trump ganara las elecciones presidenciales en EE.UU.

Este llamamiento a implementar pol铆ticas migratorias m谩s severas se suma a otra opini贸n, si bien algo m谩s d茅bil, que manifiestan los sectores empresariales, las organizaciones en defensa de los derechos humanos, las organizaciones religiosas y los partidos liberales de izquierdas. Su argumento es que la inmigraci贸n tiende a beneficiar tanto a las sociedades de origen como de destino, y que no deber铆amos ver a los refugiados como una carga, sino como una fuente potencial de recursos.

No obstante, en este debate tan polarizado, los hechos en cierto modo m谩s instructivos se pierden de vista. El relato sobre la inmigraci贸n tanto de la izquierda como de la derecha est谩 anclado en una serie de mitos que revelan una sorprendente falta de conocimiento acerca de la naturaleza, las causas y las consecuencias del proceso migratorio. Este texto examina ocho de los mitos que a menudo encuentro en mis investigaciones.

1. No, las fronteras cerradas no conducen autom谩ticamente a menos inmigraci贸n

No es tan f谩cil como simplemente cerrar la puerta de un portazo. Las restricciones migratorias pueden tener diversos efectos secundarios no deseados que pueden desvirtuar su efectividad. En primer lugar, las restricciones pueden empujar a los emigrantes a buscar canales alternativos legales o ilegales, como por ejemplo que los en realidad inmigrantes econ贸micos usen los canales para la reunificaci贸n familiar. En segundo lugar, los controles fronterizos estrictos desv铆an a menudo los flujos migratorios hacia otras rutas terrestres o mar铆timas, y por tanto expanden el mercado para los contrabandistas. En tercer lugar, las restricciones pueden conducir a incrementos migratorios s煤bitos del tipo 鈥渁hora o nunca鈥. Por ejemplo, cuando Surinam consigui贸 independizarse de los Pa铆ses Bajos en 1975, el 40% de su poblaci贸n emigr贸 a Holanda antes de que se concedieran los visados.

Finalmente, las restricciones tienden a interrumpir la circulaci贸n y empujar a los inmigrantes a asentarse permanentemente. Esto es lo que sucedi贸, por ejemplo, con los llamados 鈥渢rabajadores visitantes鈥 de la d茅cada de 1970-1980. Como ten铆an miedo de no poder inmigrar de nuevo despu茅s de regresar temporalmente a casa, muchos optaron por asentarse de manera permanente. Antes de 1991, cuando la circulaci贸n era libre, muchos marroqu铆es iban y ven铆an a Espa帽a para trabajar como temporeros, pero cuando se introdujo la necesidad de obtener un visado en 1991, como consecuencia del Acuerdo de Schengen, se produjo el fen贸meno de la inmigraci贸n ilegal en pateras y comenz贸 el asentamiento permanente de temporeros marroqu铆es en Espa帽a. Ellos, por su parte, trajeron consigo a sus familias y esto condujo a un r谩pido crecimiento de la poblaci贸n marroqu铆 en el pa铆s que super贸 las 700 000 personas.

Esto no significa que los gobiernos no puedan o no deban controlar la inmigraci贸n. M谩s bien, lo que demuestra es que las pol铆ticas migratorias liberales no conducen necesariamente a la migraci贸n en masa y que las pol铆ticas migratorias mal concebidas pueden ser contraproducentes. La migraci贸n libre es a menudo circular, como puede observarse con la migraci贸n en el interior de la UE. Cuanto m谩s restrictivas son las pol铆ticas de entrada, m谩s desean quedarse los inmigrantes. Estos efectos no deseados generan dilemas fundamentales para los responsables pol铆ticos.

2. No, las pol铆ticas migratorias no han fallado

La considerable atenci贸n medi谩tica que recibe la continua inmigraci贸n mediante embarcaciones y los cruces irregulares de fronteras ha creado la imagen distorsionada y enga帽osa de que las pol铆ticas migratorias est谩n 鈥渞otas鈥 y que las fronteras est谩n fuera de control. La extrema atenci贸n que recibe la 鈥渃risis de los refugiados鈥 ha ocultado el hecho de que la mayor铆a de las pol铆ticas migratorias son de hecho bastante eficaces. Al fin y al cabo, gran parte de los inmigrantes, de acuerdo con los mejores c谩lculos disponibles, al menos nueve de cada diez, entra legalmente en Europa, y esto cuestiona la idea de que la inmigraci贸n est谩 鈥渇uera de control鈥. Propiamente dicha, la inmigraci贸n ilegal es un fen贸meno relativamente limitado. Los per铆odos en los que se ha producido una emigraci贸n de refugiados extremadamente elevada, como sucedi贸 en 2015 o en la d茅cada de los 90 durante los conflictos de los Balcanes, son m谩s una excepci贸n que la norma y no acostumbran a durar mucho.

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La inmigraci贸n no es un flujo que se pueda abrir y cerrar como un grifo. Las modernas pol铆ticas migratorias pretenden influir en la selecci贸n y el momento de la inmigraci贸n m谩s que los vol煤menes migratorios. Sin embargo, a menudo sobrestimamos lo que pueden conseguir las pol铆ticas migratorias. Esto sucede porque la emigraci贸n est谩 motivada por procesos de desarrollo econ贸mico y de cambio social, tanto en las sociedades de origen como de destino, que escapan al alcance de las pol铆ticas migratorias.

Cuanto mejor est谩 la econom铆a, m谩s aumenta el n煤mero de inmigrantes

Por ejemplo, en la mayor铆a de los pa铆ses europeos los niveles migratorios tienden a estar directamente relacionados con los ciclos econ贸micos (v茅ase el gr谩fico anterior para el caso alem谩n). En 茅pocas de s贸lido crecimiento econ贸mico, es m谩s probable que los inmigrantes encuentren trabajo y obtengan as铆 permisos de trabajo. La inmigraci贸n econ贸mica est谩 fuertemente motivada por la demanda laboral, y cuestiona la idea popular que afirma que se trata de un fen贸meno sin control motivado sobre todo por la pobreza y la violencia en los pa铆ses de origen.

3. No, las pol铆ticas migratorias no son cada vez m谩s restrictivas

Esto es lo que los pol铆ticos quieren que creamos, pero la realidad alberga numerosos matices. En un reciente estudio que realizamos en la Universidad de Oxford, examinamos 6500 leyes migratorias de 45 pa铆ses diferentes entre 1945 y 2010. Concluimos que durante las 煤ltimas d茅cadas las pol铆ticas migratorias han sido cada vez m谩s liberales para la mayor铆a de grupos de inmigrantes. En Alemania, por ejemplo, un 61% de las normativas relacionadas con la inmigraci贸n que se aprobaron desde 1945 tuvieron un efecto atenuante, un 35% una naturaleza m谩s restrictiva y un 4% fueron neutrales.

La principal excepci贸n a esta regla son los llamativos controles fronterizos y las pol铆ticas de visado cuyo objetivo es evitar que los solicitantes de asilo y los inmigrantes irregulares accedan al territorio europeo. Sin embargo, estos grupos solo representan una minor铆a dentro del n煤mero total de inmigrantes. Si observamos las tendencias a largo plazo relacionadas con las pol铆ticas de admisi贸n, la mayor铆a de los dem谩s grupos de inmigrantes (incluida la mano de obra inmigrante, las familias y los estudiantes) han sido recibidos de manera cada vez m谩s favorable. Hace solo 20 a帽os, los pol铆ticos alemanes y holandeses afirmaban que sus pa铆ses no eran 鈥減a铆ses de inmigraci贸n鈥. Hoy en d铆a, estas opiniones se han convertido en la excepci贸n o han quedado confinadas a una periferia de extrema derecha. Esto tambi茅n es una prueba de que cada vez se acepta mejor la inmigraci贸n, a pesar de que exista una ret贸rica que sugiera lo contrario.


4. No, la ayuda al desarrollo en los pa铆ses de origen no evita la inmigraci贸n

 Muchos gobiernos y muchas agencias de desarrollo ven la ayuda al desarrollo como una herramienta para reducir la inmigraci贸n. Esta visi贸n se basa en la idea equ铆voca de que los motores principales de la emigraci贸n sur-norte son la violencia y la pobreza. Sin embargo, en realidad, el desarrollo da pie al principio a niveles m谩s elevados de emigraci贸n.

Desarrollo humano y migraci贸n

Diferencia en el 铆ndice de desarrollo humano (IDH) entre emigrantes e inmigrantes / Fuente: Banco Mundial, 2010.


Diferencia en el 铆ndice de desarrollo humano (IDH) entre emigrantes e inmigrantes / Fuente: Banco Mundial, 2010.


Esto confirma la 鈥減aradoja de la inmigraci贸n鈥, puesto que las investigaciones demuestran que los pa铆ses m谩s pobres presentan un nivel de emigraci贸n mucho menor que las naciones m谩s desarrolladas. Al fin y al cabo, para emigrar hace falta disponer de recursos considerables. La pobreza extrema inmoviliza a las personas, que quedan atrapadas porque no se pueden permitir abandonar su tierra natal. Esta tambi茅n es la raz贸n de por qu茅 la idea de que el cambio clim谩tico dar谩 como resultado una emigraci贸n en masa hacia occidente es poco realista. Los cambios medioambientales negativos podr谩n aumentar las intenciones de desplazarse, pero tambi茅n limitar谩n la capacidad para poder hacerlo.

El crecimiento econ贸mico y una mejor educaci贸n tradicionalmente aumentan la facultad y las aspiraciones de la gente para emigrar. En este sentido, no es ninguna coincidencia que pa铆ses eminentemente emigrantes, como M茅xico, Marruecos o Turqu铆a, sean pa铆ses de renta media. El desarrollo de los pa铆ses m谩s pobres, como los que se encuentran en el 脕frica subsahariana, conducir谩 a un aumento casi inevitable de la inmigraci贸n proveniente de esos pa铆ses. Por tanto, los futuros inmigrantes de Europa vendr谩n del 脕frica subsahariana en lugar de Turqu铆a y el norte de 脕frica.

5. No, la inmigraci贸n no conduce a una 鈥渇uga de cerebros鈥

Un argumento que se repite a menudo sostiene que la emigraci贸n provoca una 鈥渇uga de cerebros鈥, es decir, que se vayan los que disponen de un mayor nivel educativo, y por tanto debilita el potencial de desarrollo de los pa铆ses de origen. En este caso tambi茅n, los niveles de emigraci贸n son por lo general sencillamente demasiado bajos como para causar este efecto. Las investigaciones demuestran que ser铆a en l铆neas generales poco razonable culpar a la emigraci贸n (la salida de doctores, por ejemplo) de los problemas de desarrollo estructurales como la falta de instalaciones sanitarias en las zonas rurales.

 En segundo lugar, muchos pa铆ses en v铆as de desarrollo se enfrentan a mayores niveles de desempleo entre los graduados universitarios.

 En tercer lugar, el argumento de la 鈥渇uga de cerebros鈥 ignora el hecho de que a menudo los emigrantes invierten grandes sumas de dinero en sus pa铆ses de origen. En 2015, los emigrantes de pa铆ses en v铆as de desarrollo enviaron unos 410 000 millones de d贸lares de regreso a casa, y eso representa solo las remesas registradas de manera oficial. Este montante supera en m谩s de 2,5 puntos el total mundial de ayuda al desarrollo de ese mismo a帽o (161 000 millones de d贸lares).

M谩s remesas que ayuda al desarrollo

Remesas de emigrantes a sus pa铆ses natales en miles de millones de d贸lares / Fuente: Oficina Federal de Estad铆sticas Alemana, BM

Remesas de emigrantes a sus pa铆ses natales en miles de millones de d贸lares / Fuente: Oficina Federal de Estad铆sticas Alemana, BM
 Estas remesas mejoran los est谩ndares de vida y disminuyen los niveles de pobreza entre las familias y las comunidades de los pa铆ses de origen. Sin embargo, al mismo tiempo, ser铆a equ铆voco pensar que los migrantes pueden resolver problemas fundamentales de desarrollo como la corrupci贸n o la desigualdad.


6. No, los inmigrantes no quitan trabajos, ni debilitan el estado de bienestar

 Las investigaciones demuestran que la mayor铆a de los inmigrantes realiza trabajos que las poblaciones locales rechazan o para los que carecen de las habilidades necesarias. Adem谩s, diversos estudios muestran que mientras que el efecto de la inmigraci贸n en el crecimiento econ贸mico tiende a ser positivo, es bastante reducido.

Tambi茅n, las afirmaciones en el sentido de que los sistemas del bienestar avanzados, como los que existen en Alemania y Holanda, atraen a un mayor n煤mero de inmigrantes que los pa铆ses con redes de asistencia social menos generosas, como el Reino Unido o los EE.UU., tampoco han sido nunca demostradas.

 No obstante, lo que s铆 muestran los estudios es que las empresas, los ricos y las clases medias-altas son los que m谩s se benefician de la inmigraci贸n (aparte de los inmigrantes mismos). Por lo general, las personas con ingresos bajos tienen menos que ganar, y hasta puede que salgan perdiendo en algunos casos, mientras que ir贸nicamente los exmigrantes son lo que m谩s tienen que temer de los nuevos inmigrantes en t茅rminos de competencia laboral. Los que abogan por establecer fronteras abiertas a menudo obvian el potencial que tiene la inmigraci贸n de aumentar la desigualdad.

7. No, la inmigraci贸n no puede resolver los problemas asociados al envejecimiento de las sociedades

 La magnitud de la inmigraci贸n es demasiado reducida para contrarrestar los efectos del envejecimiento de la poblaci贸n. Un estudio de la ONU ha demostrado que, para conseguir ese resultado, la inmigraci贸n tendr铆a que alcanzar niveles que son tanto indeseables como poco realistas. Para poder contrarrestar el envejecimiento de la poblaci贸n, este estudio comprob贸 que Alemania, por ejemplo, necesitar铆a una inmigraci贸n neta de 3,5 millones de personas al a帽o (12 veces por encima de la media nacional de 280 000 entre los a帽os 1991 y 2015).

Adem谩s, este argumento no tiene en cuenta que el envejecimiento de la poblaci贸n se est谩 convirtiendo en un fen贸meno mundial y que algunas sociedades en proceso de envejecimiento como China han empezado a convertirse en destinos migratorios internacionales por m茅ritos propios. La pregunta que nos haremos en el futuro no ser谩 tanto c贸mo evitar que vengan los inmigrantes, sino como conseguir atraerlos.

8. No, no vivimos una 茅poca de migraci贸n sin precedentes

Y finalmente, una visi贸n de conjunto. Durante m谩s de medio siglo, el n煤mero de migrantes, tomado como porcentaje de la poblaci贸n mundial, ha permanecido notablemente estable en torno a un 3% desde 1960. Incluso cuando el n煤mero de migrantes internacionales ha aumentado de los 93 millones de 1960 a los 244 millones de 2015, la poblaci贸n mundial ha aumentado aproximadamente al mismo ritmo, de 3000 a 7000 millones.

Ning煤n aumento en migraci贸n mundial

Porcentaje de migrantes en el total de la poblaci贸n mundial. / Hein de Haas


Porcentaje de migrantes en el total de la poblaci贸n mundial. / Hein de Haas


Asimismo, la idea de que existe una 鈥渃risis de refugiados鈥 mundial no tiene ning煤n fundamento. A escala global, los refugiados representan un porcentaje relativamente menor dentro del n煤mero total de migrantes. Mientras que el n煤mero de refugiados disminuy贸 de 18,5 millones a 16,3 millones entre 1990 y 2010, el n煤mero total repunt贸 en 2016 y subi贸 a 21,3 millones, principalmente por la guerra en Siria. Aun as铆, los refugiados solo representan entre el 7% y el 8% de la poblaci贸n migratoria mundial, y cerca del 86% de todos los refugiados vive en pa铆ses en v铆as de desarrollo.

Actualmente, pa铆ses como Turqu铆a, Pakist谩n, L铆bano, Ir谩n, Etiop铆a y Jordania albergan las poblaciones m谩s numerosas de refugiados. En cambio, las sociedades occidentales, reciben comparativamente un n煤mero muy bajo de refugiados, y los n煤meros actuales no son precisamente inauditos. Actualmente, cerca de un 0,4% de la poblaci贸n total de la UE son refugiados, entre 1992 y 1995, esta cifra se situ贸 en torno al 0,5%.

 El cambio m谩s significativo en los patrones migratorios mundiales ha sido la direcci贸n de los movimientos de poblaci贸n. Mientras que en los siglos anteriores eran sobre todo los europeos quienes emigraban a territorios extranjeros (o los conquistaban), desde finales de la 2陋 Guerra Mundial esta tendencia se ha invertido.

 Como consecuencia de una s贸lida econom铆a y de una poblaci贸n cada vez m谩s envejecida, la UE se ha convertido en un destino migratorio mundial, y ha atra铆do entre 1,5 y 2,5 millones al a帽o de inmigrantes de fuera de la UE. Aunque esto puede parecer considerable, supone solo entre el 0,3% y el 0,5 % de la poblaci贸n total de la UE (508 millones).

 Adem谩s, entre 1 y 1,5 millones de personas abandonan la UE cada a帽o. La inmigraci贸n neta en pa铆ses europeos como Francia o Alemania tiende a fluctuar de forma paralela a los ciclos econ贸micos, como ilustra el gr谩fico anterior, aunque la tendencia a largo plazo no denota ning煤n aumento.

 Existe una necesidad urgente de ver la inmigraci贸n como una parte intr铆nseca del crecimiento econ贸mico y del cambio social en lugar de tomarla como un problema que hay que resolver. Es inevitable que las sociedades ricas y abiertas experimenten en el futuro incrementos sustanciales en los n煤meros de inmigrantes que reciben, les guste o no.

 Esto pone de manifiesto una de las paradojas de la liberalizaci贸n: el deseo pol铆tico de reducir la inmigraci贸n es fundamentalmente incompatible con la tendencia hacia la liberalizaci贸n econ贸mica y el deseo de maximizar el crecimiento econ贸mico. En las 煤ltimas d茅cadas, la erosi贸n de los derechos laborales, el aumento de la flexibilidad laboral y la privatizaci贸n de las empresas anteriormente estatales han aumentado considerablemente la demanda de mano de obra inmigrante en Europa. Los acalorados debates sobre inmigraci贸n en el Reino Unido y EE.UU. (dos econom铆as de mercado extensamente liberalizadas que se enfrentan constantemente a elevados niveles de inmigraci贸n) son ejemplos claros de esta paradoja de la liberalizaci贸n.

 Por lo tanto, la 煤nica manera de reducir la inmigraci贸n supone invertir la liberalizaci贸n econ贸mica y regular los mercados laborales de manera rigurosa. Aunque eso podr铆a tambi茅n reducir los niveles de riqueza de manera general. En ese caso, la pregunta es: 驴realmente es eso lo que queremos?

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Traducci贸n de 脕lvaro San Jos茅.

Hein de Haas es profesor de Sociolog铆a en la Universidad de 脕msterdam. Fue miembro fundador y anterior codirector del Instituto de Inmigraci贸n Internacional (IMI, por sus siglas en ingl茅s) de la Universidad de Oxford. Para obtener m谩s informaci贸n acerca de los resultados de las investigaciones que sustentan este art铆culo, v茅ase www.heindehaas.org y www.imi.ox.ac.uk

 Este texto, publicado en la web del autor,  es una versi贸n editada del art铆culo publicado originalmente en alem谩n por Der Spiegel con el t铆tulo Mythen der Migration y en ingl茅s con el t铆tulo Myths of Migration.




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